Capítulo 51

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Yunmeng. Dos meses después.

Después del colapso de la secta Kim, la ciudad que solía ser la más próspera de todas se esfumó en solo una noche, cayendo en ruinas. Un gran número de cultivadores buscaron nuevas zonas de actividad, dirigiéndose a múltiples nuevas ciudades. Entre ellas, Lanling, Yunmeng, Gusu y Qinghe, recibieron el mayor flujo de cultivadores. En las calles, la gente iba y venía con rapidez. Todos los discípulos cargaban espadas en sus cinturas, hablaban con elación acerca del destino del mundo actual. Todos tenían los ánimos elevados.

De repente, la gente en las calles bajó sus voces levemente. Al unísono, miraron hacia el final de la calle.

Ahí, un hombre de túnica blanca que llevaba una cinta en la frente, se acercaba lentamente; portaba con él una espada y una cítara.

Las facciones del hombre eran de un atractivo incomparable, pero nieve y gelidez rodeaban su figura. Antes de que pudiera acercarse más, los cultivadores se callaron por sí mismos y se encontraron con sus ojos en forma de respeto. Los más conocidos sacaron valor y se acercaron a saludarle —Jungkook-Jun.

Jungkook asintió levemente, devolviendo los saludos sin falta y no cesó en sus pasos. Los demás cultivadores no se atrevieron a molestarlo más, sabiendo mantenerse a raya.

Sin embargo, de repente, delante de él venía una joven y sonriente muchacha vestida con vibrantes colores. En su apuro, rozó su hombro con el de él, y de la nada le lanzó algo a su figura.

Diestramente, Jungkook atrapó el objeto. Miró hacia abajo para encontrarse con el capullo de una flor tan blanca como la nieve.

El capullo era delicado y fresco, había recogido algo de rocío. Mientras Jungkook se mantenía en silencio, otra delgada figura se acercó desde el frente de él. Con un movimiento de su mano, una pequeña y azul flor le fue arrojada. Esta apuntaba a su pecho, pero terminó en su hombro. Jungkook también la atrapó. Cuando se giró para ver, la mujer rió antes de irse corriendo sin mostrar una pizca de vergüenza.

La tercera vez, lo hizo una joven muchacha que llevaba dos moños en su cabello. Dando un salto hacia adelante, en sus brazos sostenía un puñado de ramitas manchadas de rojos capullos. Se fue tan pronto se las arrojó a su pecho.

Una tras otra, Jungkook ya había reunido un puñado de coloridas flores, aunque seguía parado en medio de la calle sin expresión alguna. Todos los cultivadores que habían reconocido a Jungkook no se atrevían a reír, aun cuando querían hacerlo. Intentaron lucir serios, pero sus ojos seguían permaneciendo en él. Sin embargo, la gente normal que no lo conocía, empezó a apuntarle. Como si Jungkook estuviera reflexionando con sus ojos alicaídos, de repente sintió un peso sobre su cabeza. Levantó su mano. Una rosada y medicinal peonía, en el punto máximo de su florecer, había caído impecable a un lado de su cabeza.

Desde arriba del edificio se escuchó una voz dulce y juguetona —Jungkook, ah, no, ¡Jungkook-Jun! ¡Qué coincidencia!

Jungkook elevó su vista para encontrarse con un pabellón cubierto de capas y capas de cortinas de gasa. Un hombre vestido con una túnica negra yacía de lado sobre un diván rojo laqueado. Una de las manos de su delgado cuerpo colgaba, sosteniendo una jarra de licor hecha de arcilla negra. La mitad de la borla carmesí de la jarra estaba envuelta en su brazo, mientras que la otra mitad se balanceaba en el aire.

Al ver el rostro de Seokjin, todos los discípulos que estaban viendo la escena se sintieron algo incómodos. Todos sabían que el Patriarca Moon y Jungkook no tenían una buena relación. Cuando lucharon juntos en la Campaña para Derribar al Sol, a menudo solían discutir. Nadie sabía qué podría ocurrir esta vez. En ese momento, ya ni siquiera se tomaron la molestia de seguir fingiendo cortesía y lo observaron con la mayor detención posible.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora