Capítulo 67

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Hoseok aprovechó la oportunidad cuando Yoongi se giró para desenvainar la espada que llevaba en la cintura, ¡Y la clavó directamente en el pecho de Yoongi!

Con el rostro ceniciento, Yoongi aferró su pecho. La sangre escurría entre sus dedos, tiñendo su túnica de un tono púrpura tan oscuro que era casi negro. Después de bloquear la cuerda, Zidian volvió a convertirse en un anillo en su dedo. Las armas espirituales siempre volvían a su estado de menor consumo de energía cuando su dueño estaba perdiendo demasiada sangre o era herido de gravedad. Aprovechando esta situación, Hoseok se acercó a Yoongi y selló su flujo de cultivación con dos golpes. Sacó un pañuelo de su manga, y limpió su suave espada antes de volver a enfundarla en su cintura.

Beomgyu había corrido hacia Yoongi y ahora lo sostenía. Namjoon suspiró —No te muevas mucho. Ayúdalo a sentarse lentamente.

A pesar de que acababa de ser apuñalado en el pecho, la vida de Yoongi no corría peligro. Solo que ahora sería inconveniente tanto moverse a gusto como usar sus poderes espirituales. Y, como Yoongi era de esas personas que detestaba que la sostuvieran, se volvió hacia Beomgyu y le dijo —Piérdete.

Beomgyu sabía que su tío seguía enfadado porque se había escapado por su cuenta. Así que, sabiendo que él estaba en falta y sintiéndose culpable, no se atrevió a responder. El ladrido de Fairy se escuchaba desde la distancia, pero, de repente, fue interrumpido con un aullido. Beomgyu recordó entonces lo que Hoseok había dicho antes, y gritó con pánico —¡Fairy, huye! ¡Te van a matar!

Poco después, Baek volvió corriendo al templo, empapado por la lluvia y lleno de furia. Hoseok preguntó —¿No lo mataste?

Baek respondió con una expresión salvaje, apretando los dientes —Perdona nuestra ineptitud. Esta perra no tiene ni una pizca de verdadero valor. Cuando tiene aliados, se vuelve más feroz que ninguno, pero en cuanto se da cuenta de que no puede ganar, ¡huye más rápido que nadie!

Hoseok sacudió la cabeza y dijo —Me preocupa que vaya a atraer a más gente hasta aquí. Tenemos que terminar con esto rápido.

Baek gruñó —¡Estos imbéciles! Iré a hacerlos trabajar más rápido.

Aliviado, Beomgyu dejó escapar un suspiro. Viendo que Yoongi estaba sentado en el suelo, con el rostro cenizo, Beomgyu dudó un momento antes de volverse hacia Jungkook —Jungkook-Jun, ¿hay más almohadillas?

Jungkook era el que había recogido las cuatro almohadillas redondas sobre las que todos estaban sentados, sin embargo, parecía ser que eran las únicas que tenía el templo. Después de un momento de silencio, Jungkook se puso de pie y deslizó su almohadilla, entregándosela. Beomgyu dijo apresuradamente —¡Gracias! Está bien, le entregaré la mía...

Jungkook respondió —No es necesario.

Habiendo dicho eso, procedió a sentarse al lado de Seokjin. Ambos estaban sentados correctamente mientras compartían la misma almohadilla. Se veían tan naturales que no parecía que estuvieran apretados. Viendo que ya se había ahorrado una almohadilla, Beomgyu se rascó la cabeza y luego ayudó a Yoongi a sentarse sobre ella. Presionando los puntos de acupuntura sobre su pecho para detener la hemorragia, Yoongi se sentó y echó una mirada hacia Seokjin y Jungkook. Un momento después, rápidamente volvió a bajar la mirada, con una expresión sombría. Era difícil saber en qué estaba pensando.

En ese momento, una eufórica voz gritó desde la parte de atrás del templo —¡Líder de Secta! ¡Lo logramos! ¡Ya se puede ver una esquina!

La expresión de Hoseok se relajó al instante. Marchando a pasos agigantados hacia la parte de atrás del templo, dijo —¡Dense prisa! Tengan mucho cuidado. No nos queda mucho tiempo.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora