Capítulo 25

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Kai miró a través de la abertura de la puerta y luego de inmediato la bloqueó con su cuerpo —¡H-h-hay demasiados de ellos!

Seokjin le preguntó — ¿De cadáveres caminantes? ¿Cuántos de ellos son muchos?

— ¡No lo sé! Pero llenaron la calle por completo, ¡Posiblemente son cientos! ¡Y más de ellos están viniendo! ¡No creo que los maniquíes puedan con ellos por mucho tiempo más!

Si los maniquíes que estaban afuera fallaban en defender las puertas, todos los cadáveres que se encontraban en la calle se dirigirán veloces hacia la tienda. Si acababan con ellos, quedarían bajo envenenamiento cadavérico y, cuando empezaran a luchar, el veneno circularía con mayor velocidad. Y si el veneno no acababa con ellos, sus cuerpos serían desgarrados y mordidos hasta la muerte por los cadáveres. Sosteniendo su espada, Yeonjun estaba listo para irse. Lo más probable era que quisiera hacer lo mejor que pudiera con toda la fuerza que aún le quedaba. Sin embargo, su rostro repentinamente se tornó púrpura y cayó al suelo.

Seokjin le miro preocupado y habló — Puedes simplemente tomar asiento y relajarte. Esto va a terminar pronto.

De nuevo, hizo un corte, ahora en su dedo índice con ayuda de la espada de Kai.

Gotas de sangre empezaron a fluir.

Kai se ofreció como voluntario —¿Vas a hacer de nuevo la invocación? Si haces dos puntos en los ojos de cada maniquí, ¿Cuánta sangre vas a terminar usando? ¿Necesitas que te dé un poco de la mía?

De inmediato, otros pocos chicos se arremangaron las túnicas —Yo también puedo dar un poco...

Seokjin no se decidía entre reír o suspirar —Está bien así ¿Alguien tiene algún talismán en blanco?

Como los discípulos todavía eran demasiado jóvenes, aún no alcanzaban un nivel de cultivación que les permitiera escribir runas en el mismo momento en donde ocurría la acción. Es por eso que todos los talismanes que cargaban consigo ya habían sido escritos encima con runas.

Soobin negó con la cabeza —No.

Seokjin no estaba muy preocupado por ello —Los que ya están escritos también sirven.

Soobin sacó un montoncito de talismanes amarillos desde el interior de su bolsa Qiankun. Sin embargo, Seokjin solo tomó uno de ellos. Después de darle un leve vistazo, juntó el dedo del medio y el índice de su mano derecha y garabateó arriba de la totalidad de las runas de cinabrio del talismán. El rojo carmesí y el bermellón del cinabrio formaron un nuevo conjunto de runas. Con un chasquido de su muñeca, el talismán amarillo y las runas rojas se suspendieron en el aire y se encendieron por sí mismas. Seokjin acercó su mano izquierda para alcanzar las cenizas que se dispersaban. Luego, cerró su mano en un puño y bajó su cabeza levemente. Al abrir nuevamente su mano, sopló con suavidad las cenizas negruzcas hacia la fila de maniquíes de papel. Exhaló —Con los fuegos de las llanuras es incapaz de morir, cuando los vientos primaverales soplan, recobra su vida.

Las cenizas giraron alrededor de la habitación.

El luchador de sombras que estaba parado en frente de todos los demás, de súbito, levantó el sable y lo puso sobre su hombro.

Una dama, que llevaba un moño alto y túnicas finas, elevó lentamente su mano derecha. Sus delgados dedos se torcían con agilidad, tal como si fuera una de esas lánguidas mujeres de la nobleza apreciando despreocupadamente sus largas y rojo sanguíneas uñas. Al lado de la dama, se encontraba de pie un niño de oro y una niña de jade; un par de niños sirvientes. El niño juguetonamente tiraba de la trenza de la niña mientras esta le sacaba la lengua. Esta, que era de casi nueve pulgadas de largo, rápidamente se extendió desde el interior de su boca y apuñaló al niño, dejándole un agujero en el pecho mientras pasaba por él tal como si fuera una serpiente. Después del violento ataque, la lengua se achicó en un instante. El niño abrió grande su boca, revelando dos filas de dientes fantasmalmente blancos y le mordió el brazo. Habiendo hecho esto, los dos niños de papel empezaron a pelear.

Cultivación Demoníaca - KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora