—No se donde estoy.— la voz del soldado se escuchó de repente. Lo escuchaba a lo lejos, con un misterioso eco. —No se si estoy soñando o solo es una manipulación de esa... maldita bruja. Pero si me estás escuchando...— tomó unos segundos para que volviera a escuchar su voz. —Solo quiero que sepas que de verdad lo lamento. Lamento no haber estado allí para protegerte, lamento no haber entrado a ese edificio contigo. Tú sabes que eras... eres todo para mi, y que si pudiera, regresaría el tiempo para detenerte y en cambio, entrar yo. Regresaría el tiempo para decirte cuanto te amo, una última vez...— las últimas palabras, poco a poco fueron desvaneciéndose, hasta que estas se tornaron inaudibles.
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Su voz fue lo que la despertó. Abrió los ojos poco a poco, estos se sentían terriblemente pesados y se sentía como si acababa de despertar de un profundo sueño. Ya que pudo abrir sus ojos correctamente, solamente pudo ver lo que sus ojos nunca creyeron ver. Una galaxia, púrpura y con millones y millones de estrellas, ella literalmente había dormido bajo las estrellas. Buscó alguna otra cosa en el cielo, pero no había nada, solo las múltiples nebulosas y galaxias inundaban su vista.
Se levantó poco a poco, y se confundió aún más. Estaba sobre un suelo de un color negro profundo, que a simple parecía ser un vacío interminable. Miró hacia abajo, sintiendo un poco de nervios al ver que este su parecía un vacío, pero también, pudo ver su propio reflejo. Estaba parada sobre un inmenso cristal sin fin, las estrellas, las galaxias, todo se reflejaba en aquel cristal negro que sus pies pisaban.
Les jadeos comenzaban a salir de sus labios al sentir la desesperación llegar a ella. Extrañamente, no tenía miedo, el lugar donde se encontraba no le hacía sentir ninguna inquietud, todo era tan callado y pacifico. ¿En donde estoy? Pensó para si misma.
Al mirar hacia arriba y ver todas esas estrellas sobre ella, sus ojos se iluminan de tal manera, cualquiera que mirara aquellos orbes azulados podría nombrar varias constelaciones que se reflejaban en sus ojos.
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