68 ━━ DIAMOND.

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𝕺𝖒𝖓𝖎𝖘𝖈𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊

Por instinto abrazó su cuerpo contra el suyo sintiendo como esa bola de placer se incrementaba en su abdomen bajo. Cerró sus ojos con fuerza y soltó un ronco gemido sintiéndose llegar al clímax. Ella no se quedó atrás, se aferró a sus hombros, enredó sus piernas en su cintura e igualmente soltó un fuerte gemido, echando su cabeza hacia atrás.

El cayó agotado sobre ella, dejando su mejilla descansando en su pecho. Jadeó en busca de regular su respiración al igual que ella, quien abrazó sus hombros para mantenerlo cerca.

—Te amo...— James jadeó aún con sus ojos cerrados.

—Yo más.— Verse jadeó con una sonrisa.

James espero unos segundos para poder levantarse ya que sus músculos se sentían pesados por el esfuerzo que hizo. Después de varios minutos, se levantó, alejándose de ella para recostarse a su lado. Verse se giró y el así pudo tomar su cintura para acercarla a él, pegando su pecho a su espalda.

—Si nos encuentra así, enloquecerá.— Verse sonrió levemente.

—Que lo haga. Me vale una mierda lo que ese rubio piense.— James respondió sin preocupación alguna y besó la piel desnuda de su hombro.

Ella soltó una risita. Se giró, recostándose de lado para mirar de cerca el rostro del capitán.

—Eres lo más hermoso que tengo.— James susurró sin pensar, acariciando su mejilla con su mano biónica. Su mirada viajó a su cuello donde ese collar descansaba en este. —Mi diamante.—

Verse sonrió. El siempre le hacía cumplidos cada que podía.

Se miraron a los ojos por unos segundos, hasta que Bucky se enderezó, sentándose en la cama. Tomó su mano y comenzó a acariciarla con suavidad.

—Larguémonos de aquí.— dijo de repente. —Vámonos a otra parte, empecemos de nuevo.—

Verse frunció el ceño levemente ante sus palabras.

—Sabes que no podemos, James. Una vez que entras...—

—Ya no sales.— James terminó la frase. —Lo se, pero... solo quiero estar contigo. Con nadie más.—

—Sabes que yo también.— la rusa afirmó con una sonrisa cansada. —Pero, es imposible que salgamos de aquí. Hydra corre por nuestras venas ¿Lo sabes, no?—

James asintió cabizbajo. Solo deseaba aquello, largarse con ella y nunca regresar. Solo deseaba tenerla a ella en cuerpo y alma, su único anhelo que lo hacía levantarse día a día.
Miró sus manos juntas, sus dedos delgados se veían diminutos a un lado de su gran mano.

—Entonces cásate conmigo.—

Verse sintió el aliento atorarse en su garganta.

—¿Q-Que...?—

—Cásate conmigo. Se mi esposa, Verse.— Barnes sonrió.

𝐌𝐔𝐋𝐓𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 | TBY IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora