80 ━━ NEED YOU.

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𝕺𝖒𝖓𝖎𝖘𝖈𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊


—¡Ah, James...!— la rusa gimió fuertemente sintiendo las estocadas firmes que el Capitan daba.

James jadeaba conforme incrementaba la fuerza de sus embestidas, sus dedos se enterraban en la piel de sus muslos para mantenerla acorralada entre la pared y su cuerpo. Mordía la piel de su hombro desnudo para evitar soltar los fuertes gemidos que amenazaban con salir de sus labios. No les convenía ser escuchados.

En un brusco movimiento logró llegar a los más profundos de ella. La rusa soltó un jadeó de sorpresa, James rápidamente colocó su mano sobre su boca para callar los gritos de placer que estaban a punto de salir de sus labios.

—Shhh, calla. Nos matarán si nos oyen.—  susurró con dificultad, igualmente intentado no gemir. —¿Tanto me odias, eh?— sonrió con burla.

—C-Callate y bésame.— la rusa negó y tomó su rostro entre sus manos para capturar sus labios con los suyos, besándolo ansiosamente.

James no podía creer lo que estaban haciendo. Desde hace ya mucho tiempo que deseaba callarla de un beso apresurado pero pensaba que no era correcto. Ella era mucho más joven que el y pensaba que a lo mejor, ella jamás estaría con un viejo como él, pero eso no quitaba sus deseos de tenerla en sus brazos como lo hacía ahora. Nunca pudo hacerlo por el miedo a ser rechazado, pero aveces era inevitable no pensar en aquello, no pensar en ella gritando barbaridades o maldiciendo al aire, para luego ser callada por los labios del Capitán.
Había olvidado completamente que estaba estrictamente prohibido tener una relación, en especial con la hija de uno de los superiores de todo Hydra. Thomas sabía que su hija era hermosa, con unos ojos azules hipnotizantes y facciones elegantes. Hubo veces donde tuvo que matar a unos cuantos soldados que intentaban sobrepasarse con ella. Y no lo hacía por ella, lo hacía por su propio beneficio ya que no le convenía distraer a su hija de sus deberes.

Pero ahora era lo que menos le importaba. Tan solo podía escucharla gemir como si no hubiera nadie a sus alrededores, sus jadeos y como su nombre salía de sus labios. Admiraba lo perfecta que se veía de esa manera, sus ojos cerrados dejando ver sus largas y pesadas pestañas, sus mejillas sonrojadas, una ligera capa de sudor en su frente y sus labios hinchados por los besos ansiosos que había dado.

Jadeó ruidosamente al sentir ese cosquilleo anunciando que pronto llegarían al máximo placer que sus cuerpos podían sentir. Sus músculos se sentían pesados por el esfuerzo que hacía al cargarla y embestir contra ella, pero no le importo y siguió haciendo lo suyo. Verse se aferró a su musculosa espalda, enterrando sus uñas en su piel.

—J-James...— comenzó a suplicar pero Barnes estampó sus labios contra los suyos para callarla. Sentía sus gemidos desesperados sobre el beso y el tampoco podía controlarse, soltaba roncos gemidos sobre sus labios.

Duraron unos cuantos segundos así hasta que la bola de placer explotó en ambos. Ella hizo todo lo posible por no gritar fuertemente, al igual que Barnes que sus embestidas poco a poco bajan su velocidad, jadeó sin poder controlarlo sobre sus labios. Verse dejó caer su mejilla sobre su hombro ya muy exhausta. James la sostuvo en sus brazos un poco más, igualmente sintiéndose exhausto por todas las sensaciones que acababa de recibir. Comenzó a dejar pequeños besos en la piel expuesta de su cuello, inhalando el aroma que logró cautivarlo cuando la tuvo cerca por primera vez.

𝐌𝐔𝐋𝐓𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 | TBY IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora