3 ━━ KNIFE.

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𝕺𝖒𝖓𝖎𝖘𝖈𝖎𝖊𝖓𝖙𝖊



El castaño observaba con detenimiento las maniobras que la chica hacía con sus manos, pasando el cuchillo por sus dedos, este haciendo piruetas con facilidad.
El mismo le había enseñado algunos trucos que aprendió durante su cautiverio en Hydra, y verla hacerlo era un total orgullo para el. La conocía bien, bastante bien, como para saber que era una alumna inteligente, y entendería rápido como y que hacer.
Pero, sorpresivamente, la chica sintió su mirada intensa sobre el, y se distrajo, causando que el cuchillo cortara la piel delgada de su palma, inmediatamente esa zona comenzó a sangrar y ella se quejó por lo bajo, cubriendo su mano para que el no lo notara.
El, por su parte, lo notó y rápidamente se levantó y caminó hacia a ella, para tomar su mano lastimada. Ella jadeó al sentir su toque.

—No es una cortada profunda...— murmuró mientras miraba fijamente su mano.

No, pero me arde como los mil demonios.— la chica hizo una mueca de disgusto y el sonrió de lado.

Se alejó de ella para tomar las vendas y comenzó a vendar su mano, cuidadosamente. Para después depositar un beso sobre ésta. Ella parpadeó un par de veces, algo atarantada por el efecto que las lagunas del castaño tenían sobre ella.

Su mirada viajó hasta las clavícula del contrario, donde descansaban sus placas de identificación.

James B. Barnes

A pesar de que nunca lo llamaba así estando frente a los demás soldados, amaba ese nombre. Le encantaba pronunciarlo al estar a solas con el, y bueno, no podía negar que le encantaba gemirlo...

Sonrió al volver a leer su nombre.

—¿Qué tanto miras, frumos?— (hermosa)

Ella sonrió al escuchar sus labios pronunciar ese lindo apodo en rumano.

—Nada que no sea mío.— respondió mientras elevaba la mirada lentamente, de manera seductora.

El castaño relamió su labio inferior y ella no pudo evitar centrar sus ojos en sus labios, la excitaba de sobremanera.

—Ya veo...— la voz ronca del contrario se hizo presente, ya bastante seducido por la bella pero aterradora mujer que tenía en frente.

—¿O me equivoco, Winter?— la mujer ladeó la cabeza.

—¿Del que?—

—Que eres mío.— respondió arrastrando las palabras. El cuerpo de James poco a poco respondía a sus llamados, sintiéndose increíblemente atraído hacia ella.

La mano biónica del hombre tomó su espalda baja, acercando su cuerpo delgado al suyo, acortando los pocos centímetros que los alejaban. Ella jadeó silenciosamente al sentirlo tan cerca.

—No, Venus. No te equivocas.— replicó con suavidad.

La franja roja que se encontraba en la iris derecha de la chica brilló con emoción. Era algo peculiar. La hacía ver absolutamente aterradora y como alguien sin escrúpulos, pero, para James, era la novena maravilla del mundo.

𝐌𝐔𝐋𝐓𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 | TBY IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora