Extra #2

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Alejandro.

14 de octubre 2024.

Mi relación con León nunca fue la mejor, solo pasaba el tiempo suficiente con él, que era cuando Chris lo traía a casa o él llegaba sin invitación y yo andaba en el mismo lugar.

Los Von Kleist siempre me dieron mala vibra. Hector fue el mayor culpable de que nuestra familia se desmoronara poco a poco; después le sigue mi padre, pero ese tema va sanando.

—¿Puedo largarme? Quiero verle el rostro lo menos posible —gruñe Joaquín cayendo a mi lado, en el lugar vacío del sofá.

—¿Por qué lo odias tanto? —señalé frente a nosotros, donde el amigo rubio de León le vierte una botella de vodka con los demás invitados animándolo a tomar—. Yo tengo mis razones, pero... hasta parece inofensivo.

Sé que no lo es, que algo grave debe de tener si a Joaquín, la persona que simpatiza con todos, no le agrada. Solo quiero escuchar sus razones. Si mi hermana no me cuenta lo qué pasó entre ellos para que rompieran una relación que parecía perfecta, lo tendré que averiguar.

Joaquín chasqueó su lengua.

—Como dices: tengo mis motivos para detestarlo.

Mis esperanzas de saber algo desaparecieron. No me dirá nada. Eso solo me hace pensar que lo sucedido fue... algo demasiado relacionado con mi melliza.

—¿Jamás me dirás qué sucedió antes de que yo llegara a Los Ángeles?

Lo miré. Tenía la mandíbula y los hombros tensos, como si se estuviera conteniendo de irse contra León, que terminaba su botella y hacía muecas por el ardor.

—No es algo que le corresponde contar. Si la belleza no te dijo ya, que eres una de las personas en las que más confía, no te lo diré yo.

—Al parecer no confía lo suficiente —admitirlo en voz alta hace mi corazón duela. Quizás pasamos tanto tiempo separados que ya no siente que me puede contar todo. Tal vez ya no soy su alma gemela.

—Christina cometió muchos errores, no quiere que la imagen que tienen de ella cambie por eso —explicó, pero de nada servía.

—El único error que cometió, fue mudarse con él tan pronto. Eran unos niños.

—No, Alex. El peor error de tu hermana fue enamorarse perdidamente de él. —Su mirada se perdió en el piso. Negó con la cabeza—. No puedo seguir aquí. Nos vemos mañana...

—En la boda —terminé por él.

No se molestó en despedirse de nadie, solo el amigo rubio de Leon se percató de su huida y lo siguió. Sé que Joaquín conoce de años a estas personas y, aún así, no les agrada.

¿Será que si me acerco al Leon ebrio para hablar, me cuente todo lo que sucedió? No pierdo nada con intentarlo. Con su amigo lejos, fue mi turno de sujetarlo cuando se tambaleó. Me sonrió.

—Mi cuñado favorito —arrastró las palabras

—Creí que era Gustavo.

—¿Bromeas? Él me odia desde el día uno en que me conoció.

Reí. Seguimos caminando por la casa hasta llegar al jardín, donde podríamos conversar sin que nadie nos interrumpiera.

¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora