11 de julio 2024.No me queda claro cómo fue que terminamos así. Lo único que recuerdo es que estábamos muy abrazados en el sofá, viendo la serie Siren, y en algún punto me quedé dormida.
El sofá es de tres plazas, es grande, pero no tanto para que Walter esté completamente dentro de los cojines, y cómodo. Mi torso se eleva cuando el de él lo hace. Tengo medio cuerpo arriba del suyo. Por lo estrecho del sofá, parecemos sardinas en el pequeño lugar, en esta posición, puedo escuchar el latido acompasado de su corazón, y con la mano que tengo en su pecho, puedo sentirlo.
Sus brazos me rodean para no caer al piso y me sorprende el hecho de que a mitad de la noche no se haya relajado tanto como para dejar sueltos los brazos, y así yo dar al piso, aunque sus piernas, enredadas con las mías, podrían haberme sostenido.
Desperté hace poco por la luz solar. No soy de las personas a las que le moleste, simplemente mi cerebro me obliga a despertar al detectarla. El agarre de Walter no se afloja, en cambio, se intensifica un poco cuando me muevo para zafarme.
Por lo que pasó ayer, hoy no es un día laboral en la empresa Arlonp. Así que no tengo motivo para despertarme, aun así, hay algo en mi pierna, que no es la rozadura de bala, que me incomoda un poco.
Sé que eso es una reacción normal en los hombres por la mañana, Walter no es el primer chico con el que duermo, sin embargo eso no le quita lo embarazoso al momento.
Percibo el sonido de la campanilla del ascensor que indica que se ha detenido en el piso y después las puertas abriéndose. Honestamente no creo que el departamento tenga mucha seguridad. El código para subir no es el más difícil del mundo, aunque el portero sí pregunta cuando un rostro es nuevo para él.
Yo pasé por esa conversación.
—Al menos ahora no hicieron su despapaye. —Distingo la voz de Petunia. Como puedo, salgo del agarre de Walter, cayendo al piso en el proceso. Me quejo un poco por el golpe y él gruñe, pero al instante toma un cojín y lo abraza.
Ceñuda por su acto, voy a la cocina para recibir a Petunia. Le sonrío y beso su mejilla.
—No pasó nada la otra vez, solo... —comienzo a justificarme. No me deja, en cambio, me da una manzana.
—No tienes que contarme, cariño. Son jóvenes y van a casarse, es comprensible. Yo alguna vez tuve su edad. Uy, si te contara todo lo que hacía en mis épocas de antaño.
—Por favor, no —Ella carcajeó. Le doy una mordida a la manzana y me siento en el taburete justo después de estirar mis músculos. Me sorprende no haberme torcido algo por dormir en el sofá.
—¿Ayer dónde te metiste? —pregunta, sacando cosas para preparar el desayuno—. Walter parecía un león enjaulado caminando de un lado a otro. Lo tenías muerto de preocupación. Intenté tranquilizarlo diciéndole que quizás estabas con tus amigas, pero ni así lo logré.
Suelto una risa nasal.
—Tuve un percance. Nada grave.
«Repítelo hasta que te lo creas».
Petunia suelta un suspiro soñador.
—¿Qué pasa?
—Es tan raro ver a Walter tan enamorado de ti. Jamás lo vi tan atento, ni siquiera con Fernanda.
¡Ja! ¿Walter enamorado? ¿Enamorado de mí? Yo diría que es un actor digno de la estatuilla dorada. O bien también puede ser un reo de un hospital psiquiátrico; con tantos cambios de humor, no lo negaría.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...