LV

10.4K 1.7K 904
                                    

El olor a hamburguesas y papas fritas inunda el interior del auto, el estómago se me revuelve y bajo el vidrio, dejando que el aire me dé directo en la cara cuando las ganas de vomitar se hicieron presentes.

No sabía que las hamburguesas me dieran tanto asco.

Siento una cabeza apoyarse en mi hombro y un brazo rodear el mío hasta que unos dedos finos lo aprietan con suavidad, aumentando mis náuseas.

—Deberíamos de hacer un tipo de pijamada y ver películas hasta el amanecer.

Me tenso. Eso no era parte del plan. Quiero ir con Alison, pero no puedo mencionárselo a Christina, y no sé por qué, si conseguir el corazón de la rubia era lo primordial en esto que tenemos.

Se supone que ella debe de estar de acuerdo, pero las palabras no quieren abandonar mi garganta.

—¿Qué dices?

—Creo que deberíamos dormir. Así tendremos energía para mañana.

Se aleja de mí, la miré, pero ella observa a través de su ventana cerrada.

—Creo que estaría bien dormir.


***


Christina.

Idiota.

¿Cómo se me ocurre proponerle algo así? No somos pareja, apenas y llegamos al término de conocidos. Es obvio que lo puse incómodo con mi indiscreción.

Pero no pude evitar preguntar eso. Otra vez no he vuelto a dormir y quería, por esta vez, tener un motivo para mantenerme despierta hasta tarde. No digo que antes no tuviera una razón, porque tengo cientos de ellas, pero al menos esta no se sentiría tan mal ni solitario.

Anoche, mientras veía a Walter plácidamente dormido en el sillón, la cama se me hacía demasiado grande y, para ese momento en que me sentía tan sola, no fue una buena combinación.

Lloré mientras él dormía, con el sonido de las olas del mar ayudándome a que mis débiles sollozos no se escucharan lo suficiente para llegar a sus oídos. No sabía a qué le lloraba. No sabía qué era lo que dolía en mi pecho —pues cada año hace acto de presencia—, pero al menos, al amanecer, ese sentimiento disminuyó.

Hoy, a comparación de años pasados, no me sentí vacía. Sonreí, salí de la cama, ingerí algo de alimento y conviví con las personas que me importan. Hoy viví después de seis años de su partida.

Este día siempre ha sido uno muy difícil para mí. Con el tiempo el dolor disminuyó, sin embargo, jamás se fue. No creo que se vaya hasta que, por azares del destino, arreglemos nuestros problemas. Cosa que jamás sucederá.

Suelto un suspiro de derrota. Estoy segura que después de esta semana, toda mi vida se irá en picada. Ya inició. Emilia, Jaz y Ali no me hablan, sino fuera porque mi familia está aquí y que aún me queda Roxie, me sentiría más sola que nunca.

Sin Jorge en su vida, Alison usará todo su armamento para atraer la atención de Walter. Cuando los vi hablando después del desayuno y después Walter se acercó a mí, me asusté. Creí que mi amiga rubia le diría de su fallido compromiso. Pero no fue así.

Y me cuesta pensar en lo que planea hacer, en todas las variables porque por primera vez no sé lo que está pasando por su cabeza. Ahora, como Lucia, yo soy una piedra en su zapato para llegar a lo que quiere.

La quiero, y mucho, pero cuando alguien le estorba, es una perra total.

Hay dos ventajas en todo esto: la primera es que ya estoy preparada para cualquier golpe; puede lanzar su más grande arsenal y estaré lista para afrontar cualquier dolor. La segunda es que gracias a que Walter pagaba las cuentas, pude ahorrar algo de dinero, y como no vendí mi apartamento tengo un lugar a donde regresar.

¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora