Christina.—Entonces, ¿cómo fue que te subiste a un árbol?
—Walter giró por el camino equivocado, ¿no es así? —le respondo a Emilia, que por alguna razón que agradezco está en esta cena, y me meto un bocado de carne.
—Solo come, Christina. —murmura Reed a mi lado y sonrío. Se escucha la risa de su hermana en la otra esquina de la mesa, a un lado de mi amiga.
—No te quejes, hermanito. Si no hubieras girado mal, no habría conocido a tu prometida.
—¿Prometida?
El bocado quedó a medio camino del plato a mi boca. En ese momento quise que las palabras de Drax en Los guardianes de la galaxia fueran verdad y que realmente, si no me muevo, me volveré invisible para los demás. Porque no quiero estar en esta mesa por mucho tiempo, y menos si es para despotricar hacia mi persona.
El aire se ha vuelto tan tenso que ni con un cuchillo podría cortarse. Al parecer mi suegris no tenía idea de que era mi suegris.
—Walter, ¿vas a explicarme?
El susodicho suelta el aire por la nariz; el silencio es tan denso que pude escucharlo hacer eso.
—No creo que sea necesario. Christina es mi prometida y ya, sin drama alguno.
Eso sí que no, mijo. Aquí hay mucho drama de por medio. ¿O le tengo que recordar su enamoramiento, o cómo lo llame, con mi amiga y que yo debo de fingir y tragarme todas las críticas de su madre como si las mereciera?
—¿Acaso no pensabas decírmelo? Desayunamos juntos para que me pusieran al corriente de todo, ¿y hasta me entero que vas a casarte?
Miré a Walter de reojo, él se enderezó en su lugar para enfrentar a su padre.
—No sabía que tenía que ponerte al corriente también con mi vida personal.
—Bueno, señor —interrumpí, porque algo me decía que si no lo hacía, la opinión de Helena es la que menos me debería de preocupar—, en su defensa, yo tampoco estaría muy orgullosa de presentarme. Y menos si nos conocemos gracias a que caí de un árbol y no tuvo de otra que traerme acá.
—¿Caíste de un árbol?
¿¡Cómo es posible que mi apenas conocido suegro me tutee al instante, y con Oliver duré tanto en lograrlo!?
—Sí. Fue culpa de su hijo. Giró por la ruta equivocada y no me quedó de otra que subir.
—¿Y qué hacías en el árbol?
—Buscaba señal —Una vez que la tensión se fue pude comer mi bocado.
—¿Cómo se conocieron? —pregunta después, ganándose la atención de todos en la mesa.
Walter y yo nos miramos y sonreí encogiendo mis hombros.
—A su hijo le fascina contar esa historia. Adelante, cielo, cuéntale a tu familia.
—Creo que esta vez te dejaré contarla, corazón.
—Pero es tu historia favorita, cariño.
—También la tuya, mi vida.
—Pero tú la cuentas mejor.
—Pero...
—¡Ya, basta! —Walter se calla ante el arrebato de su hermana—. Es la misma historia, no importa quién la cuente.
—Sí importa —murmuré llevándome el vaso de agua a los labios.
—¿Por qué?
—Porque tu hermano la cuenta con más sentimiento.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...