Walter.Miré a Helena y me negué a pensar las mil formas de clavar el tenedor en sus mejillas. Quiero que deje de sonreír. Ella planeó invitarlo y yo no puedo estar más enojado.
Sé quién es Vladimir Díaz, es hermano del chófer de mi madre, pero también es el exnovio de Christina, y sé que no le agrado. ¡Pues le tengo una buena! El sentimiento es mutuo.
Hasta Helena se tomó la molestia de colocarlo a un lado de Christina, en donde sus pies se pueden rozar por debajo de la mesa.
Tensé la mandíbula. Esto me está hartando.
—Solo faltan dos idiotas y esto será la convención anual de idiotas —murmura su abuelo hacia su hija, y no puedo estar más de acuerdo con eso.
Aunque no sé de cuáles dos idiotas más habla. ¡¿Christina tiene otros dos exnovios además del épico?!
—Me sorprendió que me hayan invitado.
Christina lo miró y le sonrió. No quiero que le sonría, y me siento mal por ello. Yo hice más que solo sonreírle a Alison y mirarla con simpatía.
Un dolor punzante se extiende por mi sien derecha ante el recuerdo. Soy una basura que no tiene derecho a encelarse por sonrisas regaladas a un exnovio.
—Nos alegra que vinieras —responde Tania al ver que su hija no tiene intención de hacerlo, o simplemente no sabe qué contestar.
—Habla por ti, mujer —gruñe César—; sigues sin caerme bien, Vladimir.
—El sentimiento es mutuo, Alejandro.
Me hizo cometer el peor error de mi vida, pero estoy de acuerdo con él. A ninguno nos cae bien; hasta podríamos orquestar un plan para echarlo por el balcón y que no se nos adjudique culpa alguna.
Al instante la comida llega, a todos nos traen la crema que sirve de entrada. La degustamos en silencio, o al menos esa era la idea hasta que Helena habló, dirigiéndose al idiota de su invitado.
Hasta ahora las sorpresas de mi madre han sido despreciables, que puedo hacer un listado con ellas, y sé que seguiré agregando más nombres, porque son personas y no cosas, a la lista.
Fernanda, Vladimir y mi tía la encabezan.
—Así que Vladimir, ¿qué te hizo dejar a tan bien partido como lo es Christina?
Tal vez los únicos que notamos la ironía en la voz de mi madre fue su esposo y yo, porque los demás estaban concentrados en su comida o en el rostro del chico, esperando una respuesta. Yo veía a Helena, queriéndome meter en su cabeza para saber lo que planeaba conseguir con todo esto.
Que yo solito puedo estropear mi relación con Christina, no necesito más ayuda.
—Fue ella quien terminó todo.
—Gracias a Dios —escuché murmurar a Alex y después la risa de Fermín.
—Aún no te perdono, muchacho, pero siempre me agradó tu humor.
—Tenemos el mismo carácter, anciano. Claro que te agrado —alardea su nieto, ganándose una sonrisa y un golpe en la nuca. A Fermín parece que le encanta ese gesto.
Y como su cerebro no permite que la conversación termine ahí, claro que no, ¿por qué hacerlo si esto, estoy seguro, es parte de un plan para que Vladimir haga lo mismo que intentó Fernanda?, Helena vuelve a la guerra con una granada, dispuesta a herir a quien esté cerca.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...