15 de julio 2024.Christina.
—Debí haberme esperado para comprar esos boletos. ¿Por qué no me esperé para comprarlos? Vengo con Christina, ¿por qué no consideré todas las posibilidades?
—Ya, hermanote. No ganas nada lamentándote. —Verónica lanza una pelota que compró en una máquina, hacia la pared y la vuelve a tomar cuando regresó a ella.
Walter la ignora y sigue preguntándose cosas a él mismo, que para mi mala suerte, en su mayoría me menciona. Oliver se mantiene sentado en el piso con una pierna estirada y la otra doblada, lanzando otra pelota a un lado de Vero.
—Mira el lado bueno, Reed.
Walter deja de desvariar y me pone atención, soltando un bufido.
—¿Acaso hay un lado bueno de esto?
Asiento y señalo a la celda contigua a la nuestra.
—Al menos no nos pusieron con ellos.
—¡Ey! No somos maleantes —se defiende Mr. Músculo con tatuajes en los brazos. Tiene una pañoleta en su calva cabeza y la camiseta blanca deja ver más tatuajes por su pecho.
—No ustedes. La pareja que piensa que tener sexo en la cárcel es emocionante —alzo la voz en lo último, dándole énfasis, para que pudieran escucharme y se alejaran, pero no lo hicieron, están concentradísimos en su calentura.
Los maleantes que no son maleantes se giran y ven a sus compañeros de celda. Son una pareja joven, de unos diecisiete años tal vez; quien no hizo locuras por su pareja a esa edad, es porque no tuvo una relación, o tenía demasiado raciocinio.
Puedo deducir fácilmente porqué están aquí. Ladeo mi cabeza, haciendo un mohín con los labios. Es algo incómodo escuchar los sonidos que hacen al besarse tan apasionadamente, pero, por alguna razón, no puedo apartar mis ojos de ellos.
Es como esa sensación que tienes cuando estás viendo una película de terror, quieres taparte los ojos para no asustarte, pero a la vez no quieres perderte ni un detalle para ver cómo acaba tal cosa.
O al menos así lo veo yo.
Los chicos malos, que no son malos, o al menos eso dicen ellos, vuelven su atención a nosotros.
—¿Cambiamos de celda?
—Estoy lo suficientemente cerca de ellos, gracias.
—Deja de hablar con los maleantes, Christina. —Walter a mi lado, gruñe. Hoy no está siendo un buen día para él, porque su humor ha sido horrible desde la mañana.
—No somos maleantes.
—Dan miedo con su aspecto. —Verónica defiende lo que dijo su hermano.
—Por eso estamos aquí. Antes de abordar a nuestro avión, alguien se quejó de sentirse intimidados. Perdimos el vuelo porque aún no terminan de investigar si tenemos algún antecedente penal.
—Qué prejuiciosos.
—Ya ves, preciosa. —Mr. Músculo y Maestro Limpio se sientan con la espalda pegada a la pared, quedando de perfil a los barrotes y a la banca ocupada por la pareja hormonal.
—De todas formas no encontrarán nada y tendrán que ponernos en otro vuelo —vocifera Maestro Limpio. Le sonreí y me miró.
—¿Por qué ustedes están aquí? —pregunta—; se ven de buena familia.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...