El oleaje del mar azul golpea continuamente la orilla de la arena, creando un sonido relajante y llevando su agradable olor hasta mi nariz, apaciguando mis pensamientos al concentrarme en el paisaje. El viento alborota más mi cabello y el vestido que traigo puesto ondea como si quisiera irse con él.
Recargo todo mi peso en la baranda del balcón de la habitación. Hace tanto tiempo que no iba a la playa para relajarme, vivir cerca de una por una temporada, me hizo sentir repelús por los momentos allí vividos, pero ahora solo hay tranquilidad; aunque esta semana no es exactamente mi definición de relajación, no puedo quejarme por estar aquí.
Cierro mis ojos y disfruto del sonido de la naturaleza. La habitación está en un punto alto, siendo casi imposible escuchar el escándalo del hotel, pero no imposible ver a las demás personas, diminutas como hormigas, andar de un lado a otro, divirtiéndose.
Siento la presencia de una persona a mi lado, rozando su brazo con el mío, y no puedo evitar que la inquietud aparezca y se extienda por todo mi cuerpo cuando su colonia llega hasta mis fosas nasales y me maldigo por disfrutar de eso.
Después de ese inocente beso en la entrada del hotel, no hemos vuelto a cruzar palabras. Yo fui a saludar a mi familia y amigas, y él se fue por su lado, como si lo que sucedió era algo de todos los días, pero no era así, sentía que habíamos cruzado una línea que debía mantenerse alejada de nosotros.
Me sentía nerviosa al entablar conversación con Alison, porque sentía que, de alguna forma, la había traicionado, pero después recordé que dijo que se había olvidado ya de los Reed-Greyson e intente hacer como si nada hubiese pasado, sin embargo, la realidad era que se acaba de complicar el plan, ahora que le dimos a la prensa ese beso.
Lo único que evita que entre en pánico, es repetirme cientos de veces que esto es como una novela y nosotros somos actores. Hay actores que se besan por cinco temporadas y no sienten nada por el otro. Podemos hacer eso, solo fue un beso.
Pero tampoco ayuda mucho que a la señora Vanidad se le haya ocurrido rentar una habitación solo para Walter y para mí. Bien, estoy de acuerdo en que si nos separaba, se vería un poco extraño, aunque no me habría opuesto a su decisión. Podíamos hacer como en las épocas antiguas, que no se les permitía a los novios dormir juntos hasta que estuvieran casados.
—Lamento lo del beso —masculla con lentitud, tomando mi mano y empezando a jugar con el anillo en mi dedo.
—¿Lo haces? —murmuré sin verlo.
Silencio de su parte. Tomé una gran bocanada de aire antes de encararlo. Sus ojos estaban puestos en la flor del anillo, también yo puse mi atención ahí, buscando lo que se le hace tan interesante; brillaba con el reflejo del sol, pero de ahí en más, no encuentro otra cosa que atraiga su atención. Unos segundos después, sus grizulados ojos chocan con los míos, pero no dijo nada.
—¿Lo haces, Reed? —repito, elevando esta vez el tono de mi voz.
—Hay varias cosas en mi vida de las que me arrepiento —susurra. Bajo otra vez la mirada a nuestras manos, creyendo que eso sería todo lo que diría—, dejar el equipo de natación es una, no contestar tus llamadas ese día es otra, pero besarte... —toma mi barbilla entre sus dedos, obligándome a verlo—. No puedo arrepentirme de eso. Así que no, no lo lamento.
—¿Reconoces la sensación de querer algo que ya has probado, por el simple hecho de que te gustó?
Walter asiente, remojando sus labios con la punta de su lengua.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...