XXXII

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No sé si leyeron mi tablero de noticias, pero dije que sí la historia llegaba a 4K subía una maratón de 3 capítulos.
¡Y llegó!
Estoy tan feliz, muchas gracias por su apoyo, se les quiere.
Ahora sí, pueden continuar leyendo.
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Primer día de trabajo y ya voy llegando tarde. Quien tuviera la dicha de ser Walter, o jefe, y poder despertarse tarde.

Como bien tenía planeado, no desayuné, aunque el refrigerio de la madrugada ayudó, y tampoco tardé en buscar un buen atuendo. El único consuelo que tengo es que el tráfico es menor a esta hora y no me fue difícil llegar a mi destino. Le enseñé al guardia del estacionamiento el pase que alguien amablemente se encargó de enviar a mi correo.

Encontrar un lugar disponible en el primer nivel del subterráneo, tiene la misma dificultad que recordar poner la constante de integración en un examen de cálculo integral. Primer día y me mandan al rincón del estacionamiento.

El ambiente que se siente al entrar es relajado. Los chakras de todos aquí, contando el bonito edificio, están alineados. Parece que solo hay armonía aquí. Hasta puedo llegar a imaginar que a cierta hora empezarán a bailar y cantar algo similar a la canción Todo es increíble.

«Deja de pensar en esas cosas y concéntrate».

—Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo? —pregunta el mismo chico de la otra vez. Afiance más mi bolso al hombro y le sonreí mientras le entregaba el pase.

—Buen día. Soy Christina...

—¡Ah! ¡La nueva víctima! —Mi sonrisa se va—. Perdón, la nueva recluta. Claro, linda. Espera que llame a Dante. —Eleva el dedo índice mientras marca unos números.

No deja de sorprenderme esta empresa. Por fuera, la construcción parece que está a nada de derrumbarse; los ladrillos y tabiques se ven en algunas áreas y la pintura está desgastada. Lo único elegante son las letras.

Aquí aplica lo de no juzgar un libro por su portada. Yo creo que el exterior fue hecho a posta para que el interior impactara una vez entrarás por las puertas, las cuales no te dejan ver absolutamente nada de dentro. Volteo hacia las ventanas y la puerta. Yo sí puedo ver hacia allá, algunas de las personas que pasan, miran con curiosidad.

La primera vez que vine, no me tomé el tiempo para admirar todo con detalle, no como hasta ahora. De las paredes cuelgan varias tiras de telas que llenan el ambiente de colores, también existen diversos cuadros de paisajes y personas, supongo que jefes o fundadores.

Las luces amarillas le dan un toque neutral, pero no son la única iluminación, además hay rojas tenues, azules y blancas.

El piso tiene largas alfombras de distintos colores y estampados, sin embargo hay partes donde sí se ve el azulejo blanco.

—El señor Dante la espera en el piso 3. ¿Sabe dónde están los ascensores? —asiento. La última vez que estuve aquí los tomé, y no están tan llenos como los de R&G—. Saliendo de ellos gira a la izquierda, después de dos cubículos, a la derecha. La cuarta puerta es su oficina.

Muchas indicaciones para una cabeza que apenas ha dormido. Armando termina de hablar, le sonrío y parpadeo un poco para despejarme.

—No hay pierde, ¿verdad?

Sonríe, al hacerlo sus colmillos sobresalen y sus ojos se achican.

—Tranquila. Ahí solo están las oficinas. Estas decoraciones —Gira su dedo refiriéndose a todo a nuestro alrededor— son bastas ahí.

¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora