Capítulo porque sí. Disfrútenlo.
Por el día el departamento tiene una maravillosa vista de los edificios y puestos a su alrededor, pero de noche... No hay palabras que lo definan.
Las estrellas son visibles a pesar de la contaminación lumínica. El departamento quedó en silencio cuando todos se fueron, dejándonos completamente solos por primera vez. Bueno, la primera vez que no es ocasionado por un accidente o algo similar.
Sin embargo parece que estoy solita y mi alma. No hay ningún sonido en todo el recinto. Walter se encerró en su oficina a hacer las respectivas llamadas para cubrir todos los daños materiales de hoy.
Recargo la mejilla en las rodillas abrazadas contra el pecho. Mis pensamientos van y vienen en diferentes direcciones, son tan rápidos que ni siquiera puedo detenerme a analizarlos dos veces. Cada uno es responsable de que otro caiga en mi mente, como una fila de dominós .
Solo es necesario una llamada para pedir esos boletos y se me serán cedidos al instante. Por desgracia cuento con ese privilegio. El problema es lo que eso costará a mi salud mental...
Aunque no me gustaría decepcionar a Verónica, pero sé que, sí ya están agotados los boletos que ella quiere, será imposible conseguirlos sin ayuda de adentro.
Dejando de lado lo de Verónica, también está el problema de Alison liándose con Walter en el baño.
Ahora estoy segura de cómo acabará todo en mi vida con este plan. Alison se comportó distante a pesar de haberse abierto a mí momentos antes.
En concreto, quedaría como el perro de las dos tortas.
Con este cambio de ciudad y trabajo, ni siquiera tengo a Roxane conmigo.
Todo es un asco. Y es mi culpa. Yo acepté de nuevo esto con una mínima idea de lo que podría pasar. No estaba segura, pero era una posibilidad.
Una posibilidad que ahora es una realidad.
—¿Pensando en cómo conseguirás esos boletos?
No me sobresalto por su voz o su presencia en la sala. Al fin y al cabo, es su casa.
—No te preocupes por ello, Reed. No le fallaré a Verónica. Siempre cumplo mi palabra, ¿no? —digo con amargura y lo veo para observar su reacción. La poca luz que logra entrar de la ciudad no me deja apreciar lo que quiero. Solo se distingue muy poco de su rostro.
Se acerca y se sienta en el otro sillón individual a mi lado. Me enfoco en ver el poco movimiento que aún tiene esa parte de la ciudad.
—No siempre —dice. Lo miro, pero él ve hacia fuera—. Aún me debes dinero por aceptar ser tu novio, ¿recuerdas?
Río, aún con el sabor de amargura en mi boca.
—Si hacemos cuentas, me sales debiendo.
—Menos lo que rompiste hoy, estamos a mano.
—Más los daños y perjuicios a mi persona en el transcurso, me debes una vida entera.
Por extraño que parezca, Walter ríe, y no con amargura. La última vez que lo vi reírse así de relajado y con soltura fue en la fiesta de Ali, cuando nos conocimos.
Y su risa es muy contagiosa. Terminamos ambos a carcajadas limpias.
Pero por algún mísero motivo, estas se convierten en sollozos y no tardan mucho en aparecer las lágrimas. Escondo mi cara en las rodillas y trato de controlarme. Creo que Walter aún no escucha mi arrebato.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...