Sus para nada ligeras carcajadas captaron la atención de nuestros acompañantes y de algunas mesas anexas a nosotros. Blanqueo mis ojos; que no era para tanto.
—No puedo creerte —jura entre risas.
—Emilia —la llamo y esta se aleja de su novio, que me mira mal, pero él siempre me mira así, no es ninguna novedad—. ¿Qué fue lo que pasó en la excursión de enero?
Y su respuesta no sirve de mucho a mi favor. Resopla y comienza a reír a carcajada limpia, aun así, entre risas, habla.
—¿Te refieres... a cuando te desapareciste..., pero en realidad te había secuestrado un oso para cuidarte como su cría...—más risas— y que, además de eso, cuando intentabas huir..., rodaste por un barranco, encontrándote con la cena de un lobo, dicho sea de paso, era un cadáver humano, gritaste y por suerte mamá osa te siguió y salvo de una muerte segura?
Me quedo en silencio unos segundos, meditando sus palabras.
—Exacto, ese día.
Walter y Emilia se reían a costa mía mientras los demás disimulaban sus carcajadas.
«Vaya, se le agradece a la gerencia ese gesto».
—¿Fue en la excursión que cuando regresaban, ella manejaba y al ver a su mamá osa, aceleró y estuvo a nada de salirse del camino y caer por un acantilado con ustedes en el camper?
Alison y Jazmín no aguantaron más al escuchar las palabras del novio de la primera. En serio que esa anécdota no es de risa. Estuve a nada de orinarme encima al despertar en la cueva de los osos, toparme con un lobo y un cuerpo en descomposición, y al casi morir y ser responsable de la muerte de mis amigas.
¡Necesité más terapia! De hecho aún voy a terapia. Ver el cuerpo de esa chica me traumatizó un poco más de lo que ya estaba.
Cuando mi supuesto novio se tranquilizó un poco, habló:
—Hace tanto que no me reía así —declaró con la vista al frente—. Cuenta otra anécdota.
Lo miré mal. Y juro que pensé en una forma de clavarle el tenedor en la yugular sin ser la principal sospechosa al estar a su lado.
—Cuéntale de tu fiesta de cumpleaños —sugiere Pedro. También lo miré mal, ¿ahora sí anda muy platicador?
—No, mejor de tu graduación —dice Imanol.
De acuerdo, lo admito, miré mal a todo el mundo.
—No, no, no. De tu primer novio, Kevin —comenta Jazmín. Frunzo el ceño.
—¿El que era gay y terminó besando a mi hermano?
Y más rondas de risas.
Me crucé de brazos, fruncí el ceño y miré a otro lado. Los voy a ignorar lo que resta de la fiesta.
Bien, admito que no soy la persona con la mejor suerte del mundo o con el mejor equilibrio o con la mejor memoria o la menos distraída o... El caso es que mi vida no es para reírse de ella.
¿A quien engaño? Hasta yo me río de mis desgracias.
Y como dice el dicho: si no puedes vencerlos, úneteles.
Reí junto a ellos y contamos aún más anécdotas, pero ahora sí participaron las desgracias de los demás y no solo las mías. Lo malo es que en la mayoría de las de mis amigas trataban de algo que yo inicié.
***
Siempre que veía el cielo estrellado, me preguntaba cuántas de ellas ya han muerto y solo observo el último atisbo de su luz. Si alguien más, en toda la extensión del cosmo, veía una estrella y se preguntaba lo mismo o si pensaría en que hay vida más allá de su planeta, tal vez, y solo tal vez, la estrella que esté mirando sea el planeta Tierra y la estrella que yo veo sea su planeta.
Por cosas como esas es que no me mantengo callada. Mi cerebro piensa tantas cosas que no sé a cuales darle prioridad y me concentro en las que tienen menos seriedad.
Justo ahora, aunque lo parezca, mi atención no está en la maravillosa noche estrellada que nos brinda este día. No. Solo observo como mi mejor amiga Alison y mi supuesto novio tienen una acalorada conversación en una esquina alejada de todas las personas. Alejada de la vista de Jorge, pero no de la mía.
Cada vez el pensamiento de que esos dos se conocen de algo se hace más fuerte . ¿Cuál era el apellido de Walter? ¿Red? No, era algo similar, tal vez... ¿Reed? ¡Eso es!
Un segundo...
¿Apagué la plancha antes de venirme?
Concéntrate, Christina.
Cierto. A ver, Alison es encargada de recursos humanos en la revista R&G, que es... Reed&Greyson.
«Oh, rayos».
¿Acaso este Reed...?
Abro mis ojos al percatarme de eso. En verdad espero estar equivocada y que mi supuesto novio no sea el hijo de la dueña de esa revista. Que Walter no sea con quien le puso los cuernos a Jorge y del que Alison me habló maravillas en las salidas que tuvieron.
Ahora que pienso en sus palabras, comienzan a tener sentido para mí. Por eso insistió en la fecha de hace unas semanas de nuestro noviazgo.
Ay, no. Estoy en una supuesta relación con el ligue de una noche de mi mejor amiga.
¿Algo peor a eso?
Estoy segura que él vino a buscarla para reclamar su amor, o al menos otra noche loca con ella.
Sí, soy la persona con peor suerte del mundo. No. Del universo.
♦️♦️♦️
Súper F, pero lo bueno que solo es una noche...
Besitos, sigan leyendo 💋
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Novela Juvenil¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...