Trago saliva, abrí y cerré mi boca, sin saber qué decir ante su expresión de estupefacción.
—¡Puedo explicarlo! —exclamé poniéndome de pie de un salto.
¡Pero qué condición tengo! Obviamente no cuenta para subir escaleras en pisos de más de cuatro pisos.
—Más te vale que lo hagas —murmuró apretando el celular en su mano. Supongo que Walter ya colgó o está muy pendiente de la conversación.
—Solo una cosa... ¿Qué fue lo que te dijo? —pregunto antes de soltar toda la sopa y echarme solita de cabeza, como siempre.
—Prefiero que me lo digas tú.
—Así yo no juego, Gustavo. Dime qué te dijo.
Bufa y mira el cielo mañanero. Azul y limpio, como si ayer no hubiera pasado una tormenta. Me mira de nuevo.
—Dijo que es tu prometido.
Walter ya ha vivido demasiado, lo siento, pero tengo que proceder a matarlo. No importa que me quede viuda antes de la boda.
—Sí y no.
—O es sí o es no. Pero no pueden ser ambas.
—Es complicado de explicar —gruñí dándole la espalda con los brazos abiertos.
—Simplifícalo.
No puedo decirle el porqué de mi compromiso, porque eso sería contarle toda la verdad sobre que es falso, y Gustavo no es muy bueno guardando secretos. Quizás si...
Me giro hacia él y sonrío lo más inocente posible.
—De acuerdo, pero déjame terminar, sin interrupciones —Asiente con su cabeza. Suspiro; aquí vamos—. Lo conocí hace poco —«Muy poco», pensé— pero creo que me... me...
¿Qué tan difícil es decir solo una palabra? Son solo siete letras, pero significan tanto que mi garganta se niega a soltarlas a la ligera, sin embargo, no puedo evitar una interrogación si no las digo. Me armo de valor, reuní toda la serenidad que pude y solté:
—Me enamoré de él, por suerte fue algo recíproco. Solo fue cuestión de tiempo para que las cosas sucedieran.
Gustavo se sienta en el pasto con el ceño fruncido. Me dejo caer frente a él, cruzando mis piernas.
—¿Algo que decir?
—Muchas cosas, pero la principal es que no entiendo cómo están comprometidos si se conocen hace poco, según tú.
Rasco mi cabeza, logrando esponjar mi cabello en el proceso.
Yo tampoco entiendo cómo vamos a justificar eso, pero al ver que no tengo tiempo para pensar en un plan elaborado, tengo que arriesgarme a mentir. Además, dicen que las mejores ideas no se planean.
Ahí está Alexander Fleming para probarlo. Él no planeaba descubrir la penicilina y aún así la encontró de chiripa.
—Lo amo, hermano. Creo que... —Miro al cielo buscando la palabra correcta o que Superman aparezca y me salve de esta—, estamos destinados —suspiro y para convencerlo más, sonrío de manera bobalicona.
Ya me vi en el infierno atormentada por toda la eternidad gracias a mis mentiras, y no estaré sola, Walter estará conmigo en primera fila, recibiendo las torturas de los demonios.
—¿Cuándo pasó esto? Creí que después de tu última relación, te ibas a quedar soltera de por vida.
Muerdo mis uñas distraídamente y encogí uno de mis hombros. Sí, muchas ganas de estar en una relación no tengo, pero ya no puedo negar nada. No hasta que el plan funcione y Walter esté con Alison, viviendo felices.
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¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...