11 de junio 2024.Mi día, a pesar de ya haber culminado las veinticuatro horas de ley, aún no finaliza. A Tania, mi madre, no le han dado el alta pero el saber que está fuera de peligro le da un alivio a mi alma.
Aunque el recibir una llamada, a tan altas horas de la madrugada, de cierta persona que desearía no conocer, me regresa al lío que me metí. No le contesto, pero a la quinta llamada me pregunto qué es tan importante como para que sea tan insistente.
—¿Hola?
—Lo conseguí.
—¡Felicidades! —exclamé aunque luego frunzo el ceño—. ¿Qué conseguiste?
—Me costó mucho trabajo, pero conseguí que mi madre te diera una oportunidad de conocerte.
Santa m... madre de Dios. Con el índice y pulgar apreté el tabique de mi nariz. Digo su nombre con un suspiro. No tengo cabeza para ese lío, ahora quiero concentrarme en mi madre.
—No recuerdo haber pedido una audiencia con tu madre para averiguar cuánto tarda en desaparecer toda mi autoestima.
—Ella sabe que se pasó un poco, por eso quiere recompensarlo.
—No creo que sea necesario. Esto no durará mucho...
—Se ofreció a hacernos una fiesta de compromiso.
—¡¿Qué?! Walter, no podemos hacer esto más grande ¡Ni siquiera planeaba decírselo a mi familia! —me quejé observando los pocos vestigios que quedaban de la tormenta.
Hay silencio del otro lado de la línea. Gustavo me hace una seña para que me acerque y le hago una igual diciéndole que espere. Miro el celular y aún sigue la llamada.
—¿Walter?
—Eso arruinaría el plan, ¿no crees?, Alison no creerá que estamos comprometidos si no lo hacemos público.
Volteo hacia donde se agolpan mis familiares, señal de que mi madre está cerca de salir.
—Hablamos... —Wait a second ¿Realmente estoy en una llamada con Walter?—. ¿Cómo conseguiste mi número? No te lo he dado.
—¿Qué?
Entrecierro mis ojos. ¿Qué fue lo que hizo?
—Walter —alargué las vocales de su nombre.
—Bien —suspira—. Oliver lo consiguió del celular de Alison.
—¡¿Oliver hizo qué?! —me doy cuenta que grité cuando hasta mi mamá (pues el doctor Isaias la acababa de acercar a mi familia en una silla de ruedas) que tiene una venda en su cabeza cubriendo sus oídos, voltea a verme. Abro de más mis ojos y le sonrío—. Como Michael Jackson le dijo a su dermatólogo: aún queda mucho que aclarar. Te llamó después, estoy ocupada.
—¿A las 2:25 de la madrugada?
Ignoro su pregunta y cuelgo. Resoplo haciendo un gracioso ruidito con mis labios. Guardo el celular en el bolsillo de la chamarra de mi hermano.
—¡Señorita Tania, me tenía con el corazón en un hilo! —exclamé provocando una risotada de mi madre. Me acerco a ella y beso sus mejillas, abrazando su cuerpo contra el mío.
—Tú estabas así... pero yo descubrí la manera de reunir a la familia —Guiña uno de sus ojos mieles—: No me lo agradezcan.
Reímos un poco y volví a abrazarla. Mi madre tiene una manera peculiar de decir las cosas, logrando hacernos reír hasta en los peores momentos.

ESTÁS LEYENDO
¿Enamorados? Imposible (Les amoureux #1)
Teen Fiction¿Hay algo peor que un chico, el cual te consiguieron tus amigas casamenteras, te robe tu billetera y celular? Oh, claro que lo hay. Un ejemplo es el drama que se convirtió la vida de Christina al decirles a sus amigas que tenía novio (aunque este no...