Estaba recogiendo unas cosas en la cocina cuando escuché la puerta del piso de Lourdes abrirse tan temprano y me extrañó. Cogí corriendo la basura y salí lo más rápido que pude. Como suponía, allí me encontré a María esperando al ascensor.
— Buenos días, hermanita.
— Buenos días, Luisi. ¿Qué llevas toda la mañana en la puerta vigilando para ver cuándo salíamos?
— Pues no, lista, ha sido casualidad...
— Ya, casualidad. Ven aquí y dame un abrazo — me pidió desde su posición y yo obedecí.
— Anda que me avisas o me cuentas que vas a venir — le dije con retintín.
— Te lo dijo ayer Lourdes no te hagas la ofendidita.
— Ya, pero yo esperaba que me lo contara mi hermana favorita.
— No tienes otra.
— Bueno ya, ¿pero a dónde vas tan temprano? ¿No ha ido bien la cosa? — le pregunté mientras subíamos al ascensor.
— Ha ido más que bien, voy a comprar el desayuno.
— Mira mi hermana qué detallista, no conocía yo esa faceta tuya...
— Bueno es que con ella me sale solo y después de la noche de ayer, uff
— No quiero esas imágenes de vosotras en la cabeza, María. Dime que por lo menos, habéis hablado también ¿no?
— Sí, sí, nos lo vamos a tomar con calma, pero las dos estamos en el mismo punto. Tenemos mucho miedo porque sabemos que esto no es fácil para ninguna y que no solo nos afecta a nosotras, pero queremos intentarlo.
— Ay, qué mi mejor amiga va a ser mi cuñadita — dije ilusionada — menudo bombón el que te estás comiendo ¿eh?
— ¿No decías que no querías hacerte imágenes en la cabeza?
— Ay, calla, es verdad, pero no te pongas celosa. Que el gran partidazo se lo lleva ella contigo y mi sobrina — le dije de manera sincera y vi como María se emocionaba un poco. Sabía que lo había pasado bastante mal con el cabrón de mi excuñado y que le había hecho bastante daño en su autoestima — y que no se le ocurra hacerte nada porque la mato por muy mejor amiga mía que sea.
— Luisi — me regañó — pero gracias.
— No tienes que darlas. Sabes que siempre voy a estar para lo que necesitéis — le dije dejando un dulce beso en su mejilla — y ahora ve a por el desayuno de tu chica. Nos vemos luego.
Tiré la basura y subí de nuevo a casa. El partido era por la tarde, así que me iba a tomar la mañana un poco de relax. Estuve desayunando tranquilamente mientras veía una serie tirada en el sofá. Me dediqué gran parte del día a estar con el móvil viendo las redes sociales y cómo estaba el ambiente antes del partido. Comí algo ligero y empecé a mentalizarme un poco ya para el encuentro, nos jugábamos mucho y tenía claro que la victoria no nos la iban a poner nada fácil.
Escribí a Lourdes para ver si nos íbamos a ir juntas y me dijo que sí, que mi hermana ya se había ido con Nora y mis padres, así que cuando llegó la hora, las dos nos pusimos camino de Würzburg.
Fuimos directas a vestuarios y a encontrarnos con el resto del equipo, tanto jugadoras como equipo técnico para afrontar las últimas indicaciones antes de comenzar.
Cuando llegó la hora del inicio, los dos equipos saltamos a la pista tras las indicaciones de nuestros entrenadores. Me coloqué en mi posición, rodeando el centro de la pista y Amelia se puso enfrente de mí, mirándome con una sonrisa un tanto pícara. El árbitro subió el balón y, a pesar de que la palmeó Brittany y le cayó a Sue, fui más listas que ellas y robé el balón para que la posesión fuera para nosotras.
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Un sueño compartido
FanfictionLuisita juega en el Perfumerías Avenida y Amelia en el Uni Girona. Más allá del baloncesto, creen que no tienen nada en común, pero, a veces, no todo es como parece. Fic escrito junto con @Improv_ISA