Tras aquel domingo en el que la cosa se me fue un poco de las manos, había comenzado una semana bastante intensa para mí y mi equipo. Teníamos que jugar la Final Four de la Euroliga en Ekaterinburg. Era un viaje bastante largo, pero no podíamos estar más que agradecidas por haber llegado a aquellos últimos encuentros de los que saldría el máximo campeón europeo.Nos habíamos tenido que levantar a las cuatro de la mañana para ir hasta Valladolid en bus y coger allí uno de los pocos aviones que había hasta Barcelona. Desde allí tendríamos un segundo vuelo hasta Moscú y, por último, uno que nos llevara a la capital donde se iba a jugar tanto el viernes como el domingo aquel evento.
Estaba realmente nerviosa por todo aquello, era la primera vez que iba a jugar algo así y, por mucho que en Estados Unidos hubiese vivido grandes finales, nada era comparable con aquello. De hecho, creía que jugar una Final Four solo era equiparable a unos Juegos Olímpicos o, quizás, un Mundial. Mis compañeras estaban igual que yo, se veía en nuestras caras mezcla de sueño y nerviosismo que iban a permanecer en nosotros hasta que de verdad pisáramos aquel pabellón tan grande y comenzásemos a creernos que aquello era real.
Al despertar había visto un mensaje de Amelia deseándome suerte y un buen viaje, consiguiendo sacarme la primera sonrisa del día, pero todavía no le había querido contestar por miedo a que lo tuviera en sonido y terminara arruinando su sueño.
—Te he traído un café —dijo Lourdes sentándose a mi lado y ofreciéndome el vaso —
¿cómo vas?—Con ganas de dormir, pero bien, supongo.
—A mí me ha sonado la alarma cinco veces, creía que me moría— estiró un poco sus piernas y apoyó su cabeza en mi hombro, mientras yo daba un primer sorbo agradeciendo el calor que desprendía la bebida.
—No me extraña y eso que yo me dormí bastante pronto.
—¿Anoche no tuviste videollamada con tu amor? — preguntó.
—Qué graciosa, seguro que esa fuiste tú y por eso no puedes ni con tu vida.
—No puedo responder a eso — contestó haciéndose un poco la tonta.
—Eso es que sí.—Bueno pues sí.
—Que no me lo digas, que no lo quiero saber.
—Pero si me lo estás diciendo tú. Se nota que tú no tuviste, porque vaya...
—Pues quizás sí tuve, lista.
—¿Cuándo os vais a poder ver?—me preguntó con curiosidad.
—No sé, coincidir no creo que lo hagamos hasta playoffs, pero no sé si voy a aguantar tanto, Lourdes —le dije un poco desanimada.
—¿Y por qué no te escapas de sorpresa?
—Me encantaría, pero no sé si vamos a tener tiempo ahora justamente con todo lo que se nos viene encima con el equipo y además, me da un poco de miedo agobiarla.
—¿Por? ¿tú crees que a ella no le gustaría verte?
—A ver yo creo que sí, pero me da cosa ir de sorpresa sin haberlo hablado porque las dos tenemos situaciones diferentes y no sé… a veces me rayo.
—Yo creo que no deberías darle tantas vueltas a las cosas, lo habéis hablado y que vayas a verla no implica que os vayáis a casar. Estoy segura de que ella lo está deseando también, pero es verdad que no sé si vamos a tener ni dos días seguidos libres…
—Ya, por eso tampoco lo estoy pensando mucho, si al final es que sí, pues ya veremos…
De repente, mi móvil se iluminó mostrándome un mensaje de Amelia.

ESTÁS LEYENDO
Un sueño compartido
FanfictionLuisita juega en el Perfumerías Avenida y Amelia en el Uni Girona. Más allá del baloncesto, creen que no tienen nada en común, pero, a veces, no todo es como parece. Fic escrito junto con @Improv_ISA