El resto del viaje se pasó volando. Estuvimos un día por la playa con Eva y su futura mujer y Amelia resarció toda su curiosidad y no paró de preguntarle cosas sobre el FBI. Yo en realidad no podía parar de reír con todas esas preguntas sacadas más bien de las típicas series que había visto, pero me daba ternura ver que se estaban llevando tan bien. Por otra parte, no podía decir lo mismo de Kate, que aunque es verdad que era maja, veía que a veces me miraba con cierto recelo.
Luego nos fuimos unos días a Miami ya que desde allí había muchos más vuelos directos a Madrid y así, Amelia también podía conocer esa ciudad llena de alegría y de una cultura mucho más parecida a la nuestra. Sin embargo, todo lo bueno se acaba y ya estábamos cada una entrenando con nuestros respectivos equipos. Después de pasar tantos días juntas y sin separarnos las veinticuatro horas, la vuelta se me estaba haciendo muy cuesta arriba y la distancia mucho más porque tampoco sabíamos cuando íbamos a volver a vernos.
Me acordé de que no había bajado a recoger el correo. Normalmente solo tenía cartas de propaganda, pero a veces sí que recibía alguna factura o alguna carta del banco y había estado mínimo tres semanas sin mirarlo, así que bajé las escaleras para revisar el buzón.
Subí descartando toda la publicidad hasta que vi un folio doblado por la mitad que llamó mi atención. Lo abrí y me quedé totalmente paralizada.
"Luisita, creía que tú y yo teníamos algo especial y resulta que eres otra invertida más. Creía que eras de las pocas decentes del equipo y que de verdad habíamos conectado, pero ha tenido que llegar esa zorra de Ledesma para desviarte del camino y esto no se va a quedar así. Espero que recapacites, mi amor."
Estaba escrito con palabras de periódico recortadas y esto parecía una broma de muy mal gusto. A veces a las chicas les gustaba burlarse de mi etapa de criminología y se traían un poco de cachondeo con eso, pero no las veía capaces de hacer algo como eso. Mi mente no paraba de dar vueltas, pero tampoco podía pensar en nadie que pudiera hacer algo así, lo que más me llamaba la atención era la implicación que parecía tener conmigo, no me parecía alguien desconocido por lo que decía y eso aumentaba más las alertas.
No quería decirle nada a Amelia y asustarla, pero tampoco sabía muy bien cómo proceder y necesitaba hablarlo con alguien. Subí de nuevo hasta mi planta y llamé al piso de al lado para compartir esto con Lourdes, necesitaba descartar que no fuera una broma de alguna de ellas.
Mi amiga me abrió la puerta enseguida y supongo que al ver mi cara, enseguida me dejó pasar sin decir nada más. Me senté en su sofá y ella hizo lo mismo.
— ¿Qué pasa? — preguntó preocupada.
— Dime que esto es una broma vuestra un poco de mal gusto — respondí mientras le daba el papel para que lo viera.
— No — dijo enseguida mirando lo que estaba puesto. — Creo que sabes que no llegaríamos a este nivel ni de coña.
— Joder — solté creyéndola — Pues me lo he encontrado en el buzón y no me hace ni puta gracia.
— A ver, tranquilízate — dijo mi amiga yendo un momento a la cocina y dejándome un vaso con agua enfrente. — Puede ser cualquier imbécil que sepa que vivimos aquí y te ha querido gastar una broma de mal gusto.
— No sé, pero no es lo único que he recibido.
— ¿Cómo que no es lo único? — preguntó preocupada — Luisita, ¿qué más has recibido?
— Pues al principio eran comentarios en alguna foto de Instagram, nada importante, pero con el viaje a Estados Unidos y las fotos en las que se intuía que Amelia y yo estábamos en el mismo sitio, empecé a recibir también algún que otro mensaje directo incluso con amenazas.
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Un sueño compartido
Fiksi PenggemarLuisita juega en el Perfumerías Avenida y Amelia en el Uni Girona. Más allá del baloncesto, creen que no tienen nada en común, pero, a veces, no todo es como parece. Fic escrito junto con @Improv_ISA