9

2.4K 295 65
                                    

Los días en Madrid se nos hicieron bastante cortos. Unos cuantos entrenamientos, algún que otro momento de descanso en el que aprovechábamos para conocernos un poco más, un poco guiadas también tanto por la entrenadora como por Laura que, como capitana, se había tomado muy en serio lo de generar buen ambiente e incluso la había podido pillar hablando un rato con cada una de las compañeras interesándose por cómo se encontraban.

Había echado mucho de menos estos momentos, compartir las veinticuatro horas del día con gente que tenía la misma afición que tú, el pasarte horas hablando de baloncesto, entrenando, analizando a los rivales y conviviendo.

En esta primera ventana teníamos dos partidos bastante importantes, que, si ganábamos, casi nos aseguraban la clasificación para el Eurobasket del año siguiente. El primero lo íbamos a jugar en Málaga, delante de la afición española que quisiera acercarse hasta allí y apoyarnos en nuestro encuentro ante Holanda, el siguiente, sería en Budapest, por lo que nos tocaría viajar hasta la capital húngara y jugar como visitantes.

El viaje hasta Málaga lo habíamos hecho en AVE, se notaba que lo pagaba la federación e intentaba dar un poco en aquellos momentos una buena imagen para que la gente no se les echara encima. Yo aproveché para leer un rato, con los cascos puestos, mientras que Laura se quedaba un poco dormida, diciendo siempre lo importante que era descansar en cualquier oportunidad que tuviesen. Un autobús nos fue a recoger hasta la estación y nos llevó al hotel donde estaríamos aquellos días.

Comimos todas juntas, hablando unas con otras y la tarde nos la dieron libre para pasear por la ciudad, conocerla o hacer lo que quisiéramos, pero sin desmadrarnos. Al final, todas teníamos muy asumido que aquellos días no eran de vacaciones, por lo que decidimos ir a darnos un paseo por la playa todas juntas y aprovechar para bañarnos las que quisiéramos.

El día acompañaba bastante, a pesar de estar en noviembre, había más de veinte grados, por lo que al final la mayoría sacamos las toallas, nos pusimos los bikinis y nos lanzamos al agua entre risas. Chapoteamos, hicimos un juego con un balón para afianzar aún más nuestra relación y, mientras algunas decidieron volver al hotel para descansar, otras nos quedamos allí tumbadas un rato en la arena, disfrutando de los últimos rayos de sol.

- ¿Qué tal, Amelia? – me preguntó Jana, sentándose a mi lado al verme sentada un poco a solas y mirando al horizonte

- Bien, necesitaba mucho un momento así, en el mar. Ya sabes que soy persona muy de mar

- Sí, lo sé. Menos mal que ahora en Girona estás cerquita

- Sí, aunque no puedo ir todo lo que me gustaría

- Ya... - hizo una mueca y se tumbó justo a mi lado dejándome con mis pensamientos, mientras se unían también alguna más.

Yo opté por ponerme las gafas de sol y seguir mirando cómo las olas del mar rompían en la orilla, recogiéndose de nuevo. Me fascinaba aquello, era feliz viéndolo y escuchando aquel ruido que me daba tanta paz. En un momento, vi cómo unos pies pisaban la orilla, donde la arena y el agua conectan más que nunca, fui escalando poco a poco, recreándome por aquellas piernas y aquel cuerpo al que le sentaba tan bien el bikini azul. Me mordí el labio inconscientemente, hasta que vi cómo su pelo rubio, empapado y pegado a su cuerpo, se movía y sus ojos se fijaban en mí, dedicándome una sonrisa traviesa. Giré rápidamente mi cabeza para intentar disimular, aunque fuera demasiado tarde, y sentí el rubor en mis mejillas.

- ¿Te gusta lo que ves? – soltó sentándose justo a mi lado, pero en un tono que solamente yo pude escuchar

- ¿El mar? Me encanta

- Ya, sí, el mar – respondió entre risas – Tú no estás nada mal tampoco eh – alcé mi vista un poco a través de mis gafas de sol y la miré – a ver si solo vas a tener tú ojos en la cara. Pero vamos, que ¿tú has visto cómo le queda ese bañador a Lourdes? ¿o el bikini a Anna? – dijo destensando un poco el ambiente – creo que bastante nos contenemos – siguió entre risas

Un sueño compartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora