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El partido de la semifinal se nos había dado mucho mejor de lo que pensábamos, ganamos de 13 y aquella diferencia ante un club como el Valencia era para estar más que orgullosas de nuestro trabajo. Pude ver como Amelia, junto con alguna compañera más del Girona estaban atentas a nuestro partido, pero, en aquel momento, lo que menos me interesaba era ver como de atenta estaba al encuentro. Me dolieron un poco sus palabras, más que sus palabras, la manera tan distante en la que me había hablado. Ella no era así, al menos no la versión que yo había conocido y me había dejado bastante contrariada.

Salimos del pabellón todas juntas, saludando a los aficionados que se habían reunido allí para darnos la enhorabuena antes de subir al autobús y, una vez llegamos al hotel fuimos directas al restaurante con ganas de comer después del esfuerzo que habíamos hecho.

Cada vez éramos menos allí, las jugadoras de los equipos que iban perdiendo solían irse o cambiarse a los hoteles de sus familiares. Lourdes me pasó una bandeja y yo se la agradecí, escogiendo con la mirada qué era lo que más me apetecía de todo lo que había allí.

Me decanté por algo de pasta junto con verduras. Sé que no es algo habitual para cenar, pero necesitaba tomar hidratos y prefería ahora antes de tenerlos para comer e ir llena a la final. Llené mi vaso de agua y me senté al lado de Lourdes.

- Estoy agotada - resople, feliz de estar sentada por fin y Lourdes me miró negando

- Es que lo has dado todo hoy, amiga - palmeó mi pierna y yo asentí

Yo cogí el tenedor y casi como si fuera de forma magnética, mi mirada se fue enseguida a la morena de pelo rizado que acababa de entrar en el comedor. Iba hablando bastante entusiasmada con Laura y Ona y por un momento sentí que sus ojos iban directos a mí, pero yo decidí girar mi cara de mala gana

—En fin—susurré un poco cabreada.

—Uy— dijo Lourdes enseguida mirándome — ¿Qué te pasa a ti?

— Nada — respondí rondando mis ojos.

— Ya, nada. Venga, Luisi, que nos conocemos ya bien.

— Es Amelia, que es imbécil.

— No me lo creo, ¿Tú diciendo eso de ella? ¿Qué te ha hecho?

—No sé, antes me acerqué a ella para agradecerle que estuviera conmigo un rato la otra noche y me ha ignorado prácticamente. Me contestaba con monosílabos y ha rechazado la invitación a estar un rato juntas esta noche.

—No sé, Luisi, quizás tenía un mal día o estaba nerviosa por el partido

— Si tú lo dices — hice una mueca y bebí agua.

— ¿O lo que te molesta es que haya rechazado tu proposición?

—¿A mí? Que va —dije enseguida — que yo entiendo que quiera estar con Laura, que es lo normal y que celebrarán juntas la llegada a la final, aunque mañana se van a enterar, pero, ¿una sonrisa, un algo? En fin.

—No voy a decir a que me suena esto mejor —insinuó mi amiga y sabía perfectamente por donde iba y no me hacía gracia — pero ahora mismo no deja de mirar aquí todo el tiempo con ojos de cordero degollado.

—Pues que mire porque yo no le pienso devolver la mirada — dije con seguridad.

—Madre mía, ¿qué tenemos ahora 15 años?

—No joder, pero es que me ha sentado mal y esta mañana yo creo que también me ha evitado en el desayuno, no sé...

—Cálmate un poco y busca un momento para hablar con ella porque quizás es todo cosa de tu cabeza.

Un sueño compartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora