Un sueño compartido

24

Entré a la habitación y en cuanto vi la cara de Laura sabía que estaba muy molesta. Entendía que estuviera un poco triste por haberme preparado una sorpresa y que yo me hubiera retrasado, pero ¿cómo iba a saberlo? No me parecía algo tan grave y ya estaba aquí.

—Cariño, perdón— le dije haciendo mi mejor puchero y tratando de suavizar la situación—pero yo no sabía...

—Ya— me contestó cortante—¿Qué hacías?

—Estaba en la playa con Luisita — le expliqué y ella soltó una risa irónica que no me gustó nada.

—Con Luisita, qué raro...

—¿Por qué dices eso? — le pregunté intrigada porque no entendía a dónde quería llegar.

—Porque tengo ojos en la cara, Amelia.

—¿Qué quieres decir?

—Nada, da igual —dijo intentando contener las lágrimas, pero la conocía demasiado bien.

—Ey, ¿qué pasa? —le pregunté preocupada cogiendo su cara entre mis manos.

—Que no soy tonta, Amelia, que veo cómo buscas pasar tiempo con ella, cómo la miras...

—¿Qué dices? Que no —le negué rotundamente, pero sintiéndome un poco mal.

—No, ya... ¿Me lo vas a negar a la cara?

—¿El qué? —pregunté— A ver, cariño, Luisita me cae bien y hemos conectado, pero ya está...

—Yo lo que no quiero es hacer el tonto ni perder el tiempo y lo hemos hablado ya.

—Es que de verdad que no entiendo de dónde sacas todo esto.

—No, si ahora yo voy a ser la loca celosa que ve cosas dónde no las hay cuando sabes que nunca lo he sido…

—No he dicho eso, pero es que no hay nada más.

—Pues es como me siento, formándome paranoias en la cabeza, pero es que lo veo… ¿Me vas a decir que no te gusta?

—A ver me parece una chica atractiva y me cae bien, pero ya está, Laura.

—Pues te puedo asegurar que tú le gustas a ella y va detrás de ti.

—¿Qué?

—¿Lo tengo que volver a repetir?

—Es que no creo que sea verdad. Si sabes que ella tiene fama de estar cada día con una…

—Mira Amelia, si es que me da igual si es verdad que le gustas a ella o no, aunque yo lo tengo claro. Lo que me importa es lo que te pase a ti y, no sé, creía que estábamos avanzando, pero no sé si era una fantasía de mi cabeza.

—Que no, que estamos mucho mejor. Anda ven y no pienses tonterías — le pedí dejando un beso en sus labios, pero ella me giró la cara — Oye, que yo estoy contigo y te quiero a ti y estamos las dos poniendo de nuestra parte para que todo funcione.

—Ya, Amelia, pero no quiero que estés conmigo porque es lo fácil o por costumbre. Que puedo entender que te sientas atraída por otras personas porque es lógico y normal después de tanto tiempo y a mí también me pasa, pero es que no es eso lo que estoy sintiendo…

—¿Y qué sientes?

—Que te gusta Luisita y no solo como una atracción.

—Pues no y de verdad estoy flipando con que asumas todo esto solo porque no he llegado a una sorpresa que me habías preparado.

—Es que no entiendes nada, Amelia y eso es lo de menos…

—Simplemente la he visto salir del restaurante mal y estaba llorando y solo quería ver si se encontraba bien.