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La victoria contra Avenida fue el impulso que necesitábamos. Habíamos luchado como equipo, sacando la primera en Europa en un partido que nos costó bastante. Y, para qué engañarnos, ganar al Perfumerías Avenida siempre era una alegría para el club. Después de aquella gesta, la entrenadora nos dio la mañana libre para descansar, pero aquella misma tarde nos tocó regresar a Fontajau para continuar con la preparación de cara al partido del sábado en el que nos enfrentamos a Estudiantes en nuestra casa.

Fue otro encuentro difícil, nuestras rivales venían de un inicio sólido y con una plantilla prácticamente idéntica a la de la temporada anterior, pero nos hicimos con una nueva victoria y, ya sí, conseguimos un domingo entero de descanso en el que lo que menos queríamos era hablar de baloncesto, aunque siempre era un tema que seguía saliendo.

Aquel domingo, mis tíos habían organizado una comida en mi pueblo, Calella de Palafrugell. Allí tenían una pequeña masía, muy cerca de la casa de mis padres, donde solían celebrar reuniones familiares en las que nos juntábamos todos, o al menos lo intentábamos.

Aquellos encuentros eran una de las cosas que más había echado de menos cuando vivía en el extranjero. Eso y pasar tiempo con mi sobrina Laia. Es cierto que la relación que tenía con mi hermana no era la mejor, siempre había soñado con tener una hermana a quien contarle mis cosas, que fuera mi confesora y me ayudara como intermediaria entre mis padres y yo, pero Meritxell terminó siendo todo lo contrario. Era como la hija perfecta, lo que mis padres siempre quisieron, una mujer de negocios que estaba casada con el marido perfecto, con su cuenta del banco llena de ceros, un chalet con piscina al lado del mar, piso en el centro y la envidia de la mayoría de la gente que les rodeaba. Pero también me dio a mi pequeña debilidad, Laia, que, aunque a veces era un poco caprichosa, cada vez que se acercaba a mí y me miraba con aquellos ojos, yo terminaba muriendo de amor.

Laura estaba muy contenta también de poder volver a estas rutinas. A pesar de mis más y mis menos con mi hermana, ella sí que había congeniado bien con ella e incluso quedaban de vez en cuando a solas para ponerse al día de sus cosas. A mí me alegraba esta situación, pero también me entristecía el hecho de que ella pareciese más de mi familia que yo, supongo que porque ella sí que encajaba con todo aquello que mis padres quisieron para mí en su momento.

- He sacado ya el coche del garaje – anunció mi novia entrando de nuevo en el piso que compartíamos - ¿estás lista?

- Sí, cojo las dos botellas de vino y voy

- Vale, te espero abajo – respondió justo antes de volver a salir

Desde Girona a Calella teníamos casi cincuenta minutos de viaje, pero merecían la pena una vez llegabas allí solo por tener el mar y la montaña tan cerca. Laura había decidido ser ella la que llevaba el coche, mientras yo me encargaba de la música desde el asiento de copiloto. Txarango, La Pegatina o Sense Sal sonaban a través de los altavoces y noté cómo mi novia sonreía al escucharme cantar mientras el sol me daba en la cara.

- ¡Tía! – Laia salió enseguida de la puerta principal y corrió a mi encuentro, enredándose en mis piernas como un pequeño koala justo antes de levantarla para poder tenerla a mi altura

- La meva cuqueta – sonreí llenando su mejilla de besos - ¿cómo estás?

- Bien, con los primos – dijo haciendo referencia a los nietos de mis tíos – estamos jugando a pillar, ¿vienes?

- Luego en un rato, ¿sí?, que primero tengo que saludar a los avis – ella asintió, bajó a saludar también a Laura y desapareció de nuevo

Laura y yo entramos allí, saludando a cada persona que nos encontramos hasta llegar a la cocina donde mi madre ayudaba a mi tía a preparar las cosas para la comida de todos. Saludamos, insistimos en ayudarlas, viendo que, por mucho que me pesara, nadie más iba a hacerlo, y finalmente fuimos hacia la zona de fuera donde nos sentamos con el resto de la familia que estaba ya tomando el vermut, mientras vigilaban a los niños más pequeños.

Un sueño compartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora