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La semana había pasado demasiado lenta, mucho más lenta de lo normal. Quizás porque sabía que el viernes vería a Amelia o porque el sábado se venía uno de los partidos más importantes de la liga para nosotras y queríamos demostrar lo mucho que habíamos crecido en estos meses.

El entrenamiento de la mañana fue bastante duro, pero me alegré al ver a algunas de las jugadoras del equipo gerundense entrar en pista. Es verdad que eran nuestras eternas rivales, pero eso no quitaba que en el fondo todas fuéramos compañeras y que incluso a algunas de ellas las considerara amigas. Me salió darle un pequeño abrazo a Amelia, venía de pasar unos días duros, dudando si jugar o no, aunque al final lo hizo y quise demostrarle algo de cariño preocupándome por ella. Al verla, recordé el momento que habíamos vivido en Budapest, por lo que sin pensarlo la invité a tomar algo aprovechando que iban a estar más tiempo de lo normal.

Dudé, dudé bastante de si se habría tomado en serio lo que le había dicho, por lo que volví a armarme un poco de valor y, ya en casa, mientras me preparaba la comida, decidí escribirle de nuevo para ver si aceptaba y, también invitar a Laura para no quedar mal ni que pudiera pensar nada raro. La había conocido un poco más en los días de concentración en la selección, había conseguido entenderla un poco y ver que tenía buen fondo.

La respuesta de Amelia se hizo bastante de rogar, fue cuando esperaba a que Lourdes sacara el coche del garaje que sentí mi móvil vibrar avisándome de notificaciones nuevas.

[Amelia] 15:32

Hola, Luisita

Acepto lo de esta tarde

Terminamos a las 7, en lo que me ducho y tal, yo creo que a las 8 estaré lista

¿Dónde quieres que quedemos?

Laura no puede venir, ya ha quedado, pero agradece tu invitación

[Luisita] 15:34

Siento que no pueda venir Laura

¿Te parece a las 8 debajo del reloj, en la Plaza Mayor?

[Amelia] 15:37

Sí, perfecto

Allí estaré

Una sonrisa tonta me salió enseguida, por lo que, una vez me monté en el coche de mi amiga, disimulé un poco mirando a través de la ventanilla

- ¿Con quién hablabas? – preguntó enseguida cazándome

- ¿Yo? Con mi hermana, ya que tú no lo haces

- Sí, claro, ahora no estamos hablando de mí y no me creo que estuvieras hablando con María

- Con Amelia, ¿contenta?

- ¿Y esa sonrisa? ¿Te estás pillando de ella?

- Pero, ¿qué dices? – dije mirándola como si estuviese loca – La había invitado a ella y a Laura a tomar algo cuando terminaran de entrenar y hacer de buena anfitriona

- ¿A Laura?, ¿tú? No me lo creo. ¿Quién eres y qué has hecho con mi Luisi de siempre?

- Eres más tonta – rodé mis ojos – solo quería portarme bien con ellas, no sé. Amelia me cae muy bien y Laura no deja de ser su pareja, pero al final no va a poder venir, tiene planes

- ¿Amelia?

- No, ella sí que viene

- Luisita, ten cuidado – comentó en un tono serio

Un sueño compartidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora