Ganar la liga fue el punto y final que necesitábamos como equipo para terminar la temporada. Lo habíamos celebrado en la ciudad, con toda la afición en la plaza mayor e incluso nos recibió el presidente del país en un alarde de ver que sí que le preocupaba algo el deporte femenino, aunque solo fuera cuando se conseguían cosas.
De ello había pasado ya algo más de un mes, habíamos incluso estado unas cuantas semanas con la selección para preparar el Mundial que se jugaría entre finales de septiembre y últimos de octubre y ahora teníamos por delante unas cuantas semanas de vacaciones más que merecidas.Después de terminar con la liga regular, Amelia y yo nos habíamos escapado unos días a Asturias a desconectar, al igual que habíamos hecho el año pasado, pero, viendo los días que teníamos por delante, había organizado un viaje a un lugar muy diferente que realmente nos merecíamos tanto ella como yo.
La había tenido bastante engañada hasta el momento, queriendo así también hacer un poco la venganza por el viaje sorpresa que ella me regaló a Londres y había decidido organizar aquella noche una pequeña cena en la casa de Amelia, en Girona, para darle la noticia del destino al que íbamos a ir.
Había comprado unas cuantas cosas que sabía que le gustaban y, mientras ella estaba fuera organizando unos asuntos suyos, me puse a cocinar y preparar la mesa con un par de velas en el centro para hacerla así un poco más romántica. Me apropié también de su tocadiscos y seleccioné algunos vinilos que tenía en la estantería y que sabía que me venían genial para el momento. Lo dejé todo listo, con el plato caliente metido en el horno para que no se enfriara y esperé a que la morena llegara a casa.
Casi sin darme cuenta, Amelia abrió la puerta y yo me levanté deprisa del sofá para ir a recibirla.
— Pero bueno, ¿y esto? — me preguntó con una sonrisa al ver la mesa.
— Una sorpresita — respondí rodeando su cintura con mis manos justo antes de atrapar sus labios unos segundos y soltar un pequeño gemido de placer al separarnos.
— Me encanta.
— Si todavía no has visto lo que hay.
— Lo sé, pero aún así me encanta — soltó — Voy a lavarme las manos y vengo — volvió a besarme y desapareció por el pasillo unos segundos.
Saqué la lasaña del horno, la puse en el centro de la mesa y sonreí al ver que volvía y se sentaba justo enfrente de mí. Serví su plato mientras ella llenaba nuestras copas de vino y, antes de probar los platos, brindamos por nosotras.
— ¿Me vas a decir ya por qué todo esto? — preguntó antes de comer un poco de su lasaña.
— Tú querías saber cuál era nuestro destino de vacaciones y yo creo que necesitábamos un momentito así para que lo supieras.
— ¿Me lo vas a decir ya? — preguntó ilusionada.
— Qué remedio… Porque con lo pesada que estás últimamente intentándomelo sacar — bromeó.
— ¿Perdona? Si quedan apenas tres días para que nos vayamos y a este paso pensaba ya que me iba a tener que llevar dos maletas de ropa por si acaso a la señora le da por llevarnos a la Patagonia o a un lugar paradisiaco.
— Pues no vas mal eh.
— ¿Nos vamos a la Patagonia?
— Eh, no — solté enseguida, mirándola como si estuviese loca — No me voy a ir en verano a un lugar en el que hace frío, lo siento.
— Vale… ¿Entonces?
— Nos vamos a Maldivas — respondí emocionada — Dos semanas de relax, sin hacer absolutamente nada más que disfrutar de estar allí. Además, he cogido un hotel en el que tenemos nuestra propia piscina en la habitación y con todo incluido.
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Un sueño compartido
Fiksi PenggemarLuisita juega en el Perfumerías Avenida y Amelia en el Uni Girona. Más allá del baloncesto, creen que no tienen nada en común, pero, a veces, no todo es como parece. Fic escrito junto con @Improv_ISA