Capítulo 31

1.7K 185 324
                                    

Muerta.

Si así fue como quede después de los entrenamientos.

Exhausta, con las ganas de no querer volver a ver una escoba o más bien Andrew en una eternidad.

Tome una ducha antes de regresar a casa por la Red Flu. El tan solo pensar que tendría que subir las escaleras era cansado, así que decidí por la aparición al segundo piso.

Justo antes de llegar a mi puerta, me sorprendió ver a Ron, parado frente a ella, con un pequeño oso de peluche en las manos mientras balbuceaba un par de cosas que no pude entender.

—Ron.. —fue su nombre lo único que salió de mi boca.

Dio un pequeño brinco girandose rápidamente hacia mí. — Margaret..

—Creí que no te encontraría, quiero decir, que llegarías más tarde. —me acerqué justo frente a él.

—Yo creí que tú ya habías llegado. — me miró con esos hermosos ojos verdes pero pronto pasó a lo que tenía en sus manos.

Apreté la sonrisa. — ¿Es para mí? — lade mi cabeza.

—O-Oh. Sí. — lo estiró hacia mí. — Un niño pequeño se nos acercó a Harry y a mi mientras hacíamos guardia. Supuse que te gustaría. Tu me dijiste que tenías como 20 de ellos cuando eras niña.

—Es maravilloso. —lo acerqué a mi pecho. — Si, es cierto.

—¿Qué pasó con ellos?

—Están en mi antigua habitación.. En la mansión. —murmure soltando un gran bostezo.

—Te ves cansada.

—Como no tienes idea. — me acerqué a la puerta de mi habitación y la abrí haciendo un movimiento de cabeza invitándolo a pasar.

Entró. —¿Por qué? — cuestionó sentándose en la cama.

—Andrew. —bufé. — Pronto tendremos un partido.

—¿Y eso te molesta? — rio un poco.

—Pará nada, estoy emocionada pero sigue siendo exhausto. — le sonreí.

—Bien. — palmeo la cama con su mano indicándome que me sentará a un lado suyo. — Es algo tarde. —posó su mirada en mí. — Y tú mereces descansar. — miró mis labios y yo mire los suyos como respuesta.

El junto su boca con la mía, en un beso lento y sentimental, moviendo sus labios contra los míos, correspondiéndole con toda la emoción de mi interior pero se corto en cuanto se separó de mí.

—En verdad te ves agotada. —se puso de pie y empezó a caminar.

Lo detuve, no pensaba dejarlo ir,sugete su mano y el miró con destello.

—Puedes quedarte a dormir conmigo, no veo más razones para ya no hacerlo. —musite. —Al menos que tú no lo quieras..

—¿De verdad me puedo quedar?

—Solo si tú quieres.

—Si quiero. — se acercó de nuevo, rodeo la cama y se posó a un lado mío. Lo siguiente que escuché fue como sus zapatos caían al suelo.

—¿Yo puedo dormir con él? — alce el pequeño oso de peluche.

—Solo si el quiere.

—De acuerdo. — reí un poco ante su respuesta.

Aún así, Ron tuvo que regresar a su cuarto a colocarse algo cómodo para dormir ya que allá tenía su ropa así que mientras el hacía eso me dispuse hacer lo mismo hasta que volvió.

Encadenados [Ronald Weasley] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora