Capítulo 57

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En cuanto le confesé a Ron sobre el nuevo embarazo dejó a un lado el rencor. Permaneció conmigo en la misma habitación y al día siguiente de inmediato fuimos a contárselo a su familia.

Hice lo que debía hacer, lo que se esperaba.

Pedí un nuevo permiso de maternidad por el embarazo, eso pareció tomarlos por sorpresa, me la llevaba más en permisos que en juegos a decir verdad, extraño tanto los partidos, poder sentir la adrenalina, la libertad en el aire, pero como los permisos venían del Ministerio por influencia de Ron era un 'sí' sin chistar.

Pero el pánico me invadió. ¿Qué pasaría después que naciera el nuevo bebé?

Con cuatro meses de embarazo y un bebé de un año y dos meses que empieza a querer caminar. No sabía cómo manejar mi mente.

Lucy nuevamente estuvo para mi en los primeros tres chequeos.

De pie en lo alto de las escaleras impedía el paso de Ron.

—Por favor no te vayas.. — le rogué nuevamente entre sollozos.

—¡Siempre me haces lo mismo! ¡No te escucharé esta vez! Me iré a trabajar.

Mientras yo lloraba, él paso a mi lado sin ni siquiera verme.

Estaba desesperada, devastada, rogaba por el amor de Ron, que era lo único que necesitaba.

Escuche desde arriba como utilizaba la Red Flu.

-

El llanto de Maison retumbaba fuerte desde la cuna de mi habitación, no podía llegar a él ya que sujetaba mi vientre con dolor.

—¿Margaret? — Escuche la voz de Lucy a lo lejos. Su instinto pronto la hizo llegar a mi que en cuanto me vio no dudo en correr. — ¡Margaret! — exclamó horrorizada. — ¿Cómo fue que te caíste? — de rodillas se poza conmigo al pie de las escaleras.

—Yo me arroje. — confesé con las lágrimas decorando mi rostro.

No podía mentirle a ella.

Era una completa egoísta, lo hice aún sabiendo que llevaba a un bebé en mi vientre.

—¿Qué? — su voz se rompió. No dudo en abrazarme en seguida aún sentada en el suelo. — No me vayas hacer esto. Eres de lo más importante que tengo. ¡La doctora! ¡Pronto llegará!

No decidió moverme ya que no sabía lo que tenía hasta que no tardó en llegar la medimaga.

Con cuidado volví a mi habitación con la ayuda de ambas. Lucy consoló a Maison en sus brazos, mientras que atenta observaba la ecografía.

—¿Cómo está? ¿No le pasó nada? ¿Se encuentra bien? — Lucy la bombardeo de preguntas.

—El feto se encuentra bien. Tuvo suerte de no ser nada serio.

—¿Ya puedo saber qué es, no es cierto? — musite muy bajo, me encontraba débil no tan físicamente si no mental.

—Así es, Margaret. — me dedico una cálida sonrisa. — ¿Le gustaría saber qué es?

—Sí, por favor.

Era conocedora de que Ron quería una niña en cuanto le dije sobre el nuevo embarazo, tal y como lo espero durante todo el embarazo de Maison, aunque esta vez podía complacerlo.

La medimaga permaneció en silencio.

—¿Ya vio? — ansiosa pregunté.

—Muchas felicidades. Es un niño muy saludable.

Encadenados [Ronald Weasley] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora