Capítulo 2

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Después de la
guerra.



La Segunda Guerra Mágica terminó, con ello los tiempos oscuros quedaron atrás y la comunidad mágica avanzó al igual que el tiempo, aún que estuviéramos marcados, sabíamos exactamente como continuar.

Continúe con mis estudios en Hogwarts, volví al igual que la mayoría, en mi caso solo tuve que finalizar mi séptimo año.

Aunque el oro no era algo que faltara en mi familia no quería decir que no concluiría mis estudios.

Anunciada la derrota de Voldemort, el Ministerio de Magia  tenía una gran necesidad por conseguir Aurores, todo aquel que haya luchado en la Batalla tendría un puesto seguro, ayudando a buscar a los magos partidarios a Lord Voldemort.

No he tenido señales de mi padre o de mi hermano durante todo este tiempo, así que me vi obligada a seguir viviendo en la Mansión con la clara presencia de mi abuela, con la esperanza de que algún día cruzarían la puerta. 

Tuve que seguir por mí, no podía manterme estancada y no iba a permitir que eso pasara conmigo,  concluidos mis estudios, fui aceptada en el equipo de Quidditch los Caerphilly Catapults procedentes de Gales, para mi fortuna conseguí el puesto de cazadora.

Eso me alegraba, estaba tan ansiosa por las primeras prácticas con el equipo que yo misma lo hacía durante las tardes sobre los jardines. El resto del equipo me hacía a mi la más joven de ellos, a la edad de 18 años conseguir un puesto en un equipo profesional de Quidditch era una gran azaña. Así que era de esperarse mi nerviosismo.

Tuvimos nuestros primeros encuentros amistosos contra otros equipos, los juegos eran estupendos un completo espectáculo visual, nos mantuvimos con una gran racha en nuestro favor.

A pesar de ser un rostro nuevo en el equipo, la apreciación del público aficionado fue ganado rápidamente incluso llamando la atención por muchos, eso me confortaba, el aprecio y apoyo siempre era importante, podía decir que podía respirar de alivio.

Tanto como aficionados de otros equipos, eso me sorprendió, ganando apariciones en periódicos donde los encabezados comentaban:

¿Quién era la nueva y muy joven deportista?





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Mientras tanto, un hogar ubicado en las afueras de Ottery St. Catchpole una vivienda completamente mágica, sostenida por esta misma, que con el paso del tiempo y la llegaba de un nuevo miembro, agregaban  habitación tras habitación.

Un hogar donde en algún momento habitaba una numerosa al igual que  ruidosa famila de pelirrojos.

Arthur Weasley que tras lo sucesos en la Batalla de Hogwarts, solo fue capaz de contárselo al amor de su vida y esposa, el juramento inquebrantable, el límite de tiempo y las tan exactas instrucciones.

Juntos, como el matrimonio fuerte que siempre han sido, decidieron que lo mejor opción sería contárselo a sus hijos después de un tiempo de recuperación, lo necesitaban. Vaya que lo necesitaron.

Entonces el tiempo transcurrió, un año concluyó, sabían exactamente qué solo faltaban cuatro de estos antes de que sucediera lo inevitable.

Llegado el día, Arthur con el apoyo de su esposa Molly, finalmente hablarían de lo sucedido, requiriendo la presencia de todos sus hijos a excepción del segundo que se encontraba trabajando en Rumania.

Situados todos, en la larga mesa de la cocina, en esa misma donde tanto ya habían compartido, risas y momentos llenos de felicidad, en su lugar había un profundo silencio, caras largas y absolutamente serias.

Encadenados [Ronald Weasley] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora