Margaret
Nos encontrábamos en el Ministerio, sería el día en que tendría que dejar a Maison, y el hecho de que estuviera llorando no me ponía para nada tranquila.
Mientras tanto Ron saluda a los demás magos que me veían mal por traer al bebé aquí.
—No está muy feliz, esta dientando. — le dije a Hannah. — Necesita gotas.
—Margaret, es hora.— se acercó Ron a mi lado.
—Es necesario colocarle las gotas.
—Margaret.
Bese la cabeza de Maison y se lo entregue.
Esa había sido hace casi ya las dos semanas. Estaba por ser abril.
Las primeras semanas no me las pasé a gusto, solo pensaba en mi hijo y en lo que se fuera que estuviera pasando, me sentía más bien desdichada por dentro cuando las cámaras no nos estaban viendo.
Aunque todo iba de maravilla.
Íbamos en un carro, seguidos por los fotógrafos ya que eran esenciales esta vez, para transmitir la confianza necesaria de los cosas que hacíamos.
El sol estaba en su punto más alto, en una de las colinas Ron cortaría el listón para dar a conocer una clase de estatua. El parecía agradarle todo con respecto a la gira.
En este instante llevaba un vestido blanco, el sol chocaba sobre nosotros, era un calor intenso, jamás había sentido uno cómo ese antes. Estaba sofocada.
Al llegar bajamos del auto, el sol y el alrededor ardía. Nos dieron paso a los fotógrafos. Ron se encontraba a un lado mío.
—¡Por aquí! — nos hablaban.
—¡Señor!
—¡Margaret! ¡Señora Weasley! ¡Margaret!
—Tal vez acérquesen los dos.
¿Podrían acercase? — nos pidieron. — Por favor.Ron se acercó a mi, poniendo una de sus manos sobre mi hombro, sonreí a las cámaras a pesar de mi mal estado por el calor.
—Gracias. Eso es. Una sonrisa.
—Volten a las cámaras por favor.
—¡Margaret!
—¿Señores Weasley van a subir a la cima hoy?
Eso es lo que más temía, pero claro eso fue lo siguiente que hicimos. Había estado esforzándome demasiado los últimos días pero precisamente hoy el clima no era un gran factor de ayuda.
Empezamos a subir. Con más magos y brujas acompañandonos.
Empecé a bufar de cansancio, no tenia una mala resistencia física solo era que no había estado a temperaturas tan altas.
—Ron.. —camine con dificultad. — ¡Ronald! — logre llamar su atención. — No puedo. — jadee. — El calor. Estoy mareada.
—¿Todo esta bien? — preguntaron atrás de nosotros en cuanto vieron que Ron se acercó a mí.
—Creo que me tengo que sentar. — le dije.
—¡¿No puedes guardar la compostura?! — se quejo entre dientes.
—Margaret ¿se siente bien? — a lo lejos nos siguieron hablando.
—Ya no puedo más. — respire con pesadez. — Tengo que bajar.
Ron asintió, resignadanadamente, no parecía muy contento, asintió con el ceño fruncido.
Ron
—En este momento, Margaret Weasley parecía batallar. La flor inglesa sediento ante el calor tal vez. — sonó tras la Radio.
Narrando los sucesos de esta tarde.
—¡Es patética! — gruñí sobre la moneda encantada.
Hermione y yo la utilizábamos para hablar ya que los teléfonos muggles no servirían para comunicarnos.
—¡Ella es patética! Era tan esencial que esta gira todo fuera un éxito. Y ella es.. ¡Tan débil! ¡Y frágil! ¡No se puede confiar en ella en lo más mínimo! Decepcionando a todos donde quiera que va.. ¿Cómo sobrevivire las siguientes semanas sin ti?
—Llamándome cada día. — Escuche a través de la moneda. —Dejándome animarte. Te va a ir muy bien. — me alentó Hermione.
—Merlín. —suspiré cansado. — Te extraño querida. Tu madurez.. Si Margaret tuviera un gramo de la fuerza de carácter que tú demuestras en cada ocasión. — Escuche una discusión a lo lejos, la voz de Margaret resaltaba.— Se podría rescatar.
—¡Ahora! ¡¿Le queda claro?! — La voz de Margaret aumentó su volumen. —¡Habló enserio! — seguía escuchandose, atravesando las paredes desde otra habitación.
—Merlín. — bufé. —¿Ahora qué? No tiene fin. Te hablo luego. — guardé la moneda.
Me dirigí al lugar de los gritos. Ahí estaba Margaret frente a Martín, su estrés y poca paciencia resaltaba en su voz.
—Hay que reorganizar, viajes, guías, transporte de seguridad, a los fotógrafos. — mencionaba cada una de las razones para negarse a lo que fuera que le había pedido.
Margaret ni siquiera lo dejó terminar. —¡No me importa! ¡Todo eso me da igual! — le ladro en la cara.
Martín estuvo por replicar en cuanto me vio parado en la puerta con lo brazos cruzados en mi espalda. De inmediato Margaret giro su vista hacia mí.
—¡Es intolerable! — chillo quejándose.
—¡¿Qué es intolerable?! — pase mis brazos al frente.
—Ay. — rio irónica. — No espero que tú lo comprendas. — dejo de verme para volver a gritarle a Martín. —¡Necesito que el me deje ir a donde sea que hayan llevado a mi hijo!
—Maison esta al otro lado de aquí. — hable calmandome por sus motivos.
—Le explique a su esposa, llevamos casi dos semanas de una gira muy importante que lleva meses. — remarcó. — En planeación no se pueden cambiar las cosas de la nada.
Margaret hizo nula su voz. Lo apuntó con un solo dedo furiosa mientras se acercaba a mí.
—¡Y yo le dije! — lo siguió apuntando.
—Tiene nombre. — le recordé. Al parecer me ignoró.
—¡Que si de verdad espera que continúe en la gira otro momento! ¡Entonces, tengo que ver a mi hijo primero! — se paro justo enfrente de mí. Sus ojos me rogaban, me exigían. Pude ver la misma mirada de Maison a través de ellos. — Ya va a cumplir 10 meses.. El día primero.. Nuestro hijo.
No solo Maison cumplía un mes más, sabía que era su cumpleaños 20 en dos días.
Sus ojos siguieron los míos, la manera en la que me veía hizo que de inmediato aceptará sus peticiones.
—Martín, arregla lo necesario. — ordene aceptando ante ella.
Apretó la sonrisa mientras que vio a mi secretario resignado y derrotado tal vez.
—Saldremos mañana temprano. — hablé. — Mientras que preparan todo.
—¿Mañana?
—Sí, Margaret. Mañana. Es demasiado tarde.
—Bien. — fue lo único que musito.
Caminamos de nuevo, rumbo a nuestra habitación asignada. Se cambió su pijama frente a mí, no dijo nada solo se metió a la cama dándome la espalda.
He hice lo mismo.
——
N. A
Comenten se los ruego, ustedes son mi motivación.
ESTÁS LEYENDO
Encadenados [Ronald Weasley] EN EDICIÓN
FanficArthur Weasley fue manipulado en la segunda guerra mágica al aceptar hacer un juramento inquebrantable con el mortifago Thorfinn Rowle que buscaba asegurar su futuro. ¿Pero a qué precio? ¿Surgirá algo de esta unión a la fuerza? Un engaño, un juramen...