Capítulo 5

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Los rayos del sol atraviesan la ventana chocando con mi rostro, escucho el cantar de un gallo afuera, Merlín bufo. Me muevo entre las sábanas, Ginny sigue durmiendo con plácidad que la baba cae de su boca.

Me apoyo sobre ambas manos con los ojos levemente entrecerrados, tengo que admitir que anoche me sentí acogida, nada fue incómodo, ni siquiera los silencios.

Aunque no puedo decir lo mismo de Ron, tal vez me estaba evitando o sólo eran mis ideas. Necesito una ducha urgentemente, aprovecharía el hecho de mi despertar tan temprano, eso lo había aprendido en Hogwarts si hablar de baños se tratase.

Me coloque mis sandalias hasta llegar a un lado de la pelirroja durmiente.

—Ginny. — susurre cerca de ella. Nada. —Ginny. — la volví a mover.

—¿Sí?

—Necesito saber dónde está el baño. — seguí susurrando.

—Piso abajo. Pasillo. Final. — cayó rendida de nuevo.

¿Qué significaba eso? Seguirá mi instinto o lo que fuera que había logrado entender.

Eso mismo hice, llegué con éxito. No podía perderme, aunque uno nunca sabe. Mi fortuna no podría ser mucha, alguien había pensando cómo yo y me había ganado el ingreso primero, apoye la espalda sobre la pared en espera.

La puerta se abrió finalmente, dejándome ver a Bill, mis ojos recorrieron su cabello húmedo hasta qué, note que no llevaba camisa y la toalla rodaba su cintura.

— Margaret.— me saludo. Enseguida baje la mirada, apenada, no te sonrojes en este momento. —Oh. — se colocó una camisa. —Lo siento. — se hizo a un lado. —El baño es todo tuyo, por cierto. — extendió su mano derecha hacia mí. — William Weasley. — se presentó.

Acepté su apretón de manos, su nombre era realmente lindo.

—¿Qué no te llamabas Bill? — cuestione al soltar su mano.

—Así es como me dicen. — pareció reír. —Y.. así puedes decirme si gustas.

—Ya, claro.

—Lo mejor será que te deje continuar con lo que tenías planeado hacer. — terminó por sonreír.

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Al terminar, llevaba puesto el conjunto que había planeado para mí estadía, así que baje de nuevo al primer piso. Escuché cosas moverse en la cocina, mis pies se dirigieron enseguida hacia el ruido.

—Buenos días. — dije llamando la atención de la señora Weasley que movía sartenes de cocinas con su varita.

—Buenos días. — alegre respondió. —Querida, si que te despiertas temprano a comparación de los demás. — bufo. — Ya casi está el almuerzo, por mientras porque no me ayudas despertando a los demás.

No creo tener mucho éxito en eso, Molly.

— Enseguida. — accedí.

Al subir las escaleras me encontré con Harry y Ginny que conversaban gustosos entre ambos, dos personas menos pensé. Los salude sonriente.

—¿Ron sigue dormido? — les pregunté antes de seguir.

—Oh, sí, está en su cuarto. — señaló Harry mientras acomodaba sus lentes.

Le agradecí y me dispuse a continuar, las manos empezaron a sudarme al estar frente a su puerta, lo primero que hice fue tocar, pero no obtuve respuesta sólo un profundo silencio. Toque de nuevo, una y otra vez, hasta que abrí la puerta yo misma. Me encontraba tan nerviosa que el estómago estaba hecho un lío, sin pensarlo me acerqué al bulto sobre la cama.

Encadenados [Ronald Weasley] EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora