Depredador. [+18]

[D] Capítulo 08: Un deseo ambiguo y enemigo.

Un deseo ambiguo y enemigo.

Un niño tan pobre y pequeño que solo podría dar lastima. No entiendo como alguien podría dañar su bello rostro o hacerlo sufrir... o eso quisiera decir si no fuera que mi cuerpo temblaba de tenerlo cerca. Siento tanto odio y siento tanto amor en mi cuerpo que me quema, me duele, quiero acariciarlo y destruirlo al mismo tiempo.

—Dormiras conmigo hoy.

Sonreí cálidamente. Recuerdo a una mujer invitando a un hombre guapo y galante a su cama, acariciando su cabello y susurrando palabras reconfortantes.

》"Te apoyaré en todo momento, eres mi familia. "《

Me pregunto si sentiste algo cuando te peinaba mientras acostabas tu cabeza en mis piernas, o si fingiste el tomar mi mano en sueños. Para mi en ausencia de Zakya o de Karlo eras el cielo y la tierra, por fin me podía acercar a ti después de tanto tiempo.

—Su Alteza, puedo dormir en el suelo...

El niño susurró mirando al suelo. Acaricie su mano, la mano de un hombre se interpuso en un espejismo. Me quema el alma tocar la mano de un niño mientras pienso en un hombre que destruyó cada uno de mis pensamientos.

—Ven, la cama es grande, duermo todo el tiempo con Astrid y papá.

Me acomodé tranquila cuando despacio y tímido se colocó a mi lado. Su piel estaba fría y seguía tenso como si fueran a hacerle daño en cualquier momento. ¿Quién diría que este ser tan frágil podría destruir corazones?

—Mañana te daré un palacio y te encargaré a las nanas, papá sabrá que hacer.

Susurré acercándome a él. Estábamos enfrentados en medio de una cama gigantesca, dos pequeños cuerpos intentando ver al otro.

—Su Alteza.

Su mano tomo la mia de imprevisto, y sus ojos estuvieron ansiosos al verme en medio de la noche. Era un ejemplar único, como perlas nocturnas en un mar abierto.

—No me deje.

Te rogue de rodillas que no me entregues pero no obtuve piedad de ti, estaba dispuesta a ser utilizada como un trapo por ti. Fue demasiado tiempo creyendo ciegamente, mucho amor desperdiciado, esfuerzo, angustia, anhelo, pero tú si me dejaste...

—Confío en papá.

Dije y el niño se acercó a mí y susurró por lo bajo.

—Yo confio en ti...

Yo también confiaba en ti, Asteritas, tanto que me cegue.

—No tengo la fuerza.

Murmuré apenada. Era verdad, no tenía poder para proteger ni demandar, por ello me vendieron y abusaron continuamente hasta que perdí la cabeza.

—Yo quiero protegerla...

Temblé cuando una lágrima cristalina salió de sus bellos ojos, era inocente, pura y a la vez tan honesta que quise llorar también.

—Me quedaré a tu lado.

No sé porque lo dije, dudo que saliera de mí ese juramento. ¿Estaba vacío o era sincero? De igual forma el niño miró mis ojos con asombro y titubeo;

—Yo también la cuidare.

Juro ante mí en una noche oscura como lo hizo en aquel tiempo.

》"—Ariadne, te protegeré ante todos."《

Pero no lo hizo.

Agarré su mano fingiendo confiar una vez más en sus palabras y cerré mis ojos. Cada vez los recuerdos y las voces son más vívidas, ya no diferencio entre ella y yo. Hoy quiero descansar.