Enemigo.Cada vez que pienso en Nikolai tengo un sentimiento punzante en el pecho.
Pienso en traición.
La traición que sentí conmigo misma al enamorarme de un hombre que me destruyo. ¿Aunque eso era amor en realidad? Me aferre a las migajas de decencia que esparcía en mi momento más vulnerable, porque no había nadie más que él en el mundo que pudiera tener alguien como yo.
Destruyó mi fuerza y voluntad dejándome como un cascarón vacío, uno que solo podía sentir que él era el único capaz de quererme de ese modo, porque había eliminado a todo aquel que me amó alguna vez. Quizá fue la razón por la que creí que podía amar y ser amada por él, criando a nuestra hija.
Ahora estos sentimientos se incrustan en mi pecho mientras me desvisto para él, bajo su fija mirada que nunca pareciera perderme de vista. Aquella última tela que cae al suelo dejándome desamparada en esta situación no me preocupa. Nikolai es un medio a un fin, uno que fácilmente puedo manipular a mi antojo, ya que no guardo ningún deseo de preservarlo como un tesoro.
—Haras todo para mi.
Ordenó mientras se sentaba. Se había desvestido cínicamente y se veía frente a mí como un rey, uno en su trono que no tiene nada que temer y es todopoderoso. Coloque cada pierna a su alrededor mientras me subía a él.
¿Si él era el rey entonces que era yo que me atrevía a colocarme encima de él?
El calor empezó a subir por mi rostro ya que él tenía una vista particular de todo mi cuerpo y pecho. Alargó una mano acariciándome sutilmente, aquella se deslizaba por mi abdomen hasta rozar mi pezón haciéndome tensar ligeramente pero se detuvo para elevar ligeramente mi mentón.
—Concéntrate en mí.
Apoye una de mis manos en su pecho mientras con la otra dirigía su miembro a mi entrada. Todo se sentía nublado y ciertamente no tenía pleno control de lo que pasaba. A pesar de que soy yo quien se desliza sobre él, quien hace que su cuerpo tiemble y tenga una expresión de placer distinta.
—Nikolai…
Gemí levemente mientras mis manos apoyadas en su cuerpo se contraían arañandolo levemente. Me movía buscando mi propio placer pero se que no puedo dejar de ver su rostro, su reacción, porque siento que aquello me da dominio sobre su cuerpo y algo de mí se recupera de esta rara emoción de descontrol.
Incluso sus manos que tocan mis caderas y cintura, buscando que continúe sin parar parecen también pedirme que tenga piedad porque se que no desea mostrar ningún signo de pérdida frente a mi. Mi cabello caía sobre mi cuerpo y el suyo, el ritmo era contundente. Sentía cada extensión de su miembro introducirse en mi haciéndome sentir llena completamente. Mordí mis labios cuando se colgó de unos de mis pechos, su boca succionando fuertemente haciéndome chillar. Para un hombre como Nikolai el dolor y el placer eran siempre compañeros.
Hubo un momento en que mis piernas empezaban a perder fuerza y a ir de forma más lenta por el inminente orgasmo que se avecinaba pero él tomó el control de mis caderas moviendo mi cuerpo a su libre demanda, fuerte y duro. Empecé a pensar en qué punto él tendrá suficiente. A veces se ve tan tranquilo cuando obtiene algo que disfruta y otras es insaciable, nunca he tratado con un hombre igual.
¿Cuándo es suficiente?
¿Cuál es el límite?
Si no es blanco, es negro, a veces pienso que asi es su rumbo de pensamientos. Porque desea más de lo que cualquier persona estaría dispuesta a dar. Incluso quiere más de lo que puedo hacer por él, por ello cargo el presentimiento de que tendría que matarlo para finalizar con ello. Si no lo someto, engaño y utilizo, él lo hará conmigo. Es la ley del más fuerte, depredar para no ser depredado.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...