Cicatriz.
Tomé la mano de mi hermano mientras caminábamos por el palacio. La junta nos había hecho salir a la tarde y la luna se hacía presente junto a la oscuridad de la noche. Mi pecho latía desenfrenado pero me sentía acompañada.
—Estas feliz, la noticia me hace también muy feliz… pero…
La voz de Astrid presagiaba pena y eso hizo que mi sonrisa se debilitará. Detuvo mis pasos y me miró frente a frente.
—Han pasafo años desde aquel suceso y ni siquiera yo puedo intuir lo que surca por su cabeza. Ni tú ni yo pudimos contactarlo y hasta lo que sé no ha mostrado interés en hablarnos. Eso no es bueno.
Mi voluntad tembló. Sus manos sostuvieron mis mejillas para que lo mirase a los ojos.
—Si él desea vernos estaremos bien, como antes, pero si muestra algun tipo de agresión lo mandare al otro lado del continente.
Solo yo podía notar todo el dolor que acarrea para él sus propias palabras.
—Es tu hermano.
—Y tú, mi hermana, mi gemela, la que lo cuido todo este tiempo y acarreas con la consecuencias de sus actos. Asi que veo prudente protegerte antes que nada.
Apreté mis labios.—Él no es así… él vendrá como antes.
Puse mis manos al fuego por él. Astrid me observó y abrazo con cuidado.
—¿Qué harás si quiere hacerte algo?
Supe que aferraba mi cuerpo para no mirarme a la cara al preguntarlo.
—No me hará nad-.
—¿Qué harás, Ariadne?
Su voz fue más fuerte interrumpiendo la mía y haciéndome sentir la vibración que producia su demanda.
Yo no sabía hasta qué punto podía llegar si eso sucedía y es lo que me aterraba.
¿Lo haría trizas cómo tanto quise en un inicio?
Apreté mis labios.
—Haré lo necesario para mantener esta familia en pie, Astrid.
Era lo único que podía asegurar con certeza. Apretó el agarre y susurró.
—No hables y actúes como si estuvieras sola.
Se notaba la angustia en su voz y sólo cerré mis ojos. Era una de las personas más conscientes de su presencia, de sus presencias, pero no es algo que demostrase tan abiertamente.
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Solo quería aferrarme a esta sensación por el resto de la noche o mil noches más.
La sonrisa que surco mi rostro al ver a Kassiel en mi alcoba de forma descarada y sin miedo era muy evidente. No era una mujer que corriese alegremente hacia los brazos de su amante demostrando emociones plenamente euforicas pero la situación me pudo provocando que lo hiciera.
—Gracias.
Susurré abrazando su cuello y besando sus labios. Al instante sus manos sostuvieron mi cintura como si desde un inicio encajasen perfecto.
—Haz trabajado mucho por años para agradecer, Aria.
Apenas podia articular palabra bajo mis besos. Mis sentimientos empezaron a apoderarse de mi razón llevandolo a mi cama. No se resistía, se encontraba igual de fascinado que yo en el momento. En un segundo estaba sentada sobre él. Se veía increíblemente sexual con los rastros de labial sobre su boca y el rostro rojo como si fuese imposible contenerse.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...