[D] Capítulo 38: Mírame a mí.

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Mírame a mí.

Esmael, el santo Esmael Icarde, era uno de los pocos santos que existían en el Imperio actualmente, su poder no era mayor que el del promedio. Ariadne nunca logro conocer a los santos de su propio imperio más allá de la vista porque era tratada como una joya intocable en la sacra iglesia. No era asombroso captar la atención de la iglesia, era hasta natural, pues como santa mantenía mí imagen pura completamente desligada a la iglesia, no les servía como la anterior Ariadne ni alzaba su nombre por lo alto. Desde el accidente en sus instalaciones fue bastante claro en quien no se podía confiar.

Por otro lado Astrid resaltaba entre todas las personas, nuestro cabello era algo que no se podía ignorar pues era tan extraño como hermoso, sin mencionar los ojos que poseíamos y robaba la atención de quién lo viese. Señoritas lo rodeaban más ninguna se atrevía a hablarle, tampoco tenía una cara que te diera confianza cuando nos miraba atentamente como si fuese capaz de cortarle los brazos a Nikolai por acercarse.

—Simplemente actúa como lo hiciste en la junta de Verdem y no nos irá mal.

Apenas bajamos empezamos a ser abordados por una gran variedad de gente que quería el máximo chisme de la temporada cuanto menos. 

—Su Alteza, su vestido… es exquisito. ¿Una réplica de la duquesa de Virmenia? Sin duda un conjunto encantador y simbólico.

Sabía que la lengua astuta de las damas querían sacar más información. Sonreí suavemente avergonzada por el halago e iba a responder pero la voz molesta de quién no podía quedarse callado fue más rápida.

—¿Cómo una princesa de tal calibre podría utilizar réplicas? El vestido es auténtico, el mismo que se fabricó por 700 días antes de la ceremonia.

Creo que se produjo un temblor de las señoritas al escuchar la voz profunda y masculina de Nikolai Xiarax porque sus pupilas temblaron fascinadas al ver su rostro. Era un hombre muy inexpresivo, aunque utilizará ese tono formal me seguía pareciendo peligroso por como se veía.

—Lo he traído de mis pertenencias personales de Karax para que la princesa lo luciera. ¿No parece hecho para ella?

Mantuve mí sonrisa como podía. Pude escuchar los murmullos a mí alrededor. Había hablado demás, con lucir en conjunto era más que suficiente hasta este punto.

—Vaya, perdone la indiscreción, no sabía que el príncipe fuese tan cercano a la princesa.

Ah, estaban intentando indagar más de lo necesario y debía intervenir.

—Lo suficiente para tener cortesías entre ambos ha decir verdad. ¿Vizcondeza Beliaz, no ha invertido en una nueva línea de perfumes junto a su esposo el vizconde? Me gustaría escuchar de eso.

El principio de una relación se basaba en el interés y me parecía que para cada una se le hizo completamente encantador el mencionar sus logros y movimientos. Por supuesto estuve pendiente de Nikolai a mí lado que no se despegaba por mucho que las damas intentarán rodearlo.

—No habíamos podido hablar con usted cuando se apareció en el debut de la princesa, fue una lástima.

—Admito que me dio vergüenza pero ahora que veo es tan amable me encuentro agradecida por hacerlo esta vez.

No lo conocían, seguro en su cabeza se ideaba miles de formas de matar a todos solo porque le resultaban molestos.

—Fue una visita fugaz. 

Era muy cortante y solo respondía lo justo y necesario.

—¿Qué lo ha traído a Paraz, Alteza? Se ha hablado mucho de su interés en la milicia así que debe estar sumamente ocupado.

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora