Depredador. [+18]

[D] Capítulo 59: El corazón.

El corazón.

Lo único de mí que creo que he heredado de mi madre es la fragilidad del corazón que siento con esas personas particulares que son capaces de partirme el alma, y de esa forma me encuentro luchando constantemente con mi pecho buscando demostrar indiferencia a pesar de no tenerla. No puedo contra Kassiel, simple y sencillamente no soy capaz de no sentir nada ante él en estos momentos, a la par que soy consciente de que él lo sabe a la perfección, porque es un hombre inteligente que sabe muy bien cómo conseguir lo que quiere.

—Su Alteza, todo está listo.

Todo había salido muy rápido, los sabios dieron autorización y después de eso con la ayuda de mi abuelo fue tan rápido que ni siquiera tuve que mover un dedo más. Los trabajos de Astrid estaban ya realizados con la ayuda de Karim y…

—Como ordenó, se le admitió el acceso al tercer príncipe pero ahora se encuentra muy insistente en hablar con usted, Alteza.

Papá tuvo la idea de intercambiar a los príncipes de último momento para evitar cualquier queja de su parte, bajo el truco de que una persona con tantos hombres estaría mejor capacitado para la misión, fue una jugada maestra el utilizar lo que lo hacía fuerte como una ventaja para nosotros.

—Dile que pase.

Acomode mi cabello en el espejo mientras continuaba alistándome sin tomarle mucha atención a su presencia. Solamente no la merecía.

—Aria-

—Alteza para ti, ya se lo he corregido y salvo que desee enojarme más le pediré que se retire de El dorado.

No tenía humor entre tantas cosas para atender a sus incoherencias.

—Ariadne, puedo llamarte de ese modo, lo que se da no se quita y tú me has dado mucho.

Replicó firme con esos ojos fijos en mí. Lo mire de reojo.

—Puedo quitarte todo lo que te he dado, no te equivoques. Con tu propia actitud has marcado la diferencia entre ambos, me has llevado a ser así. No me juzgues, siempre he sido más que buena contigo.

Era incapaz de negarlo. Él apretó su puño y se acercó a mí, al instante mis guardias se pusieron firmes y amagaron sostener sus armas.

—Quiero hablar contigo a solas.

—No creo que sea posible, hay mucho que hacer y creo que deberías pensar en lo mismo.

Su sola presencia era algo irritante en estos momentos. Atreverse a querer despojar a mi hermano del trono… ja, bien decían que los troncos torcidos no se enderezan fácilmente.

—Ariadne…

Me volteé hacia él con rudeza.

—¿Por qué he de invertir mi tiempo en ti?

Refute. Sin los lazos sentimentales no era nadie frente a mí, no había autoridad, ni regla que me hiciera tratarlo bien. Le he dado bondad y me siento traicionada por este desenlace, pero prefería enojarme mil y un veces a llorar.

—Estás enojada.

Eso no respondía a mi pregunta.

—¿No debería estarlo?

A veces me daban ganas de levantar mi puño y golpearlo. Mordí mi labio y respire hondo antes que con una voz tranquila ordenar;

—Pueden irse, el príncipe no es ninguna amenaza, gracias.

Era un pedido suave pero se sabía que su naturaleza era autoritaria así que con duda obedecieron.

—Lo enti-