[D] Capitulo 42: Embrujo.

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Embrujo.

El Duque tiró con fuerza las copas y decoraciones que residían en la oficina del emperador provocando que algunas cayesen en las brasas del fuego haciendose nada en segundos.

—Esto no es normal.

Gruño hacia el Emperador y su nieto quienes sostenían entre sus manos periódicos que cada vez eran más escandalosos todos hablando de la princesa. Astrid despedazó con sus manos la foto de Ariadne junto a Nikolai Xiarax disfrutando de un desayuno. 

—Viste todas sus joyas y vestidos, se pasean de la mano como amantes y sigues con lo mismo, Karlo.

Dijo Reize hacia su yerno con una mirada casi aniquiliante. Karlo no despegaba su fria y seria mirada del papel que revelaba la figura de Ariadne en su primera fiesta propia al lado de ese príncipe.

—Estoy seguro que no lo ama, aunque intente hacer como si fuese así, porque he criado a esa niña y se que nunca se habia sentido tan asqueada ante la idea de ser pareja de alguien.

—Mi hermana no podria amar a tal cosa, su sola presencia es repugnante.

Para Astrid no habia hombre mas desagradable por esencia que Nikolai quien era todo lo contrario a su amada hermana, y él solo era equiparable a Kassiel que lo llenaba de ansiedad.

—¿Y que si lo ama o no? Es como una jodida maldición que la persigue, actua como si la tuviera entre sus dedos, a MI nieta. Hombres asi no descansan hasta devorar cada pequeña parte de su fijación.

La idea recorrio la piel de Reize erizando sus sentidos. Si no le gustaba Karlo para su hija, aborrencia a Xiarax a menos de 10 km de su unica nieta. Reconocia muy bien la malicia humana, la habia visto en la batalla y habia sido participe de ella como combatiente, por lo que sabia a la perfección que no la necesitaba cerca de su familia.

—Ariadne no es una mujer sumisa, quisiera protegerla todo el tiempo como si fuese una bebé entre mis brazos otra vez pero mientras mas la forcemos a accionar para defender su posición, peor sera la consecuencia, y ese bastardo se aprovechara de cada fallo nuestro para ser su soporte. 

Karlo suspiro.

—No pienso quitarle a mi hija nada más, mis amenazas no pasaran más allá de eso, tendrán que manejarse por otro rumbo. Si no somos su fuerza y apoyo, alguien más lo será. 

Su hijo y suegro eran hombres mucho más impulsivos que él, era algo peligroso.

—Ojala no te arrepientas de poner una mano dura sobre ella.

Entendía el dolor que era la muerte de Yvonne para Reize, porque el solo imaginar que algo le pasara a su propia hija le desgarraba el alma, pero también sabía otra cosa;

—Ariadne ni Yvonne son iguales, también la has visto crecer.

Tan antagónicos como los polos, nadie podria negar su relación sanguínea al ver ese hermoso cabello blanco, esa apariencia angelical, pero sus personalidades ni siquiera podían compararse.

—Ya basta, paren de pelear.

Astrid que poco habia hablado se interpuso antre ambos hombres.

—Todo hubiera salido mejor si no se hubieran deshecho de mi hermano, a partir de alli todo fue en declive.

Era la primera vez que veia tal expresión en el rostro de su hijo dirigido hacia ellos.

—Fue por su segurid-

—¡Yo la hubiera cuidado! ¡Itzain seria incapaz de dañar a mi hermana!

Reize y Karlo permitieron sus gritos pues le tenían el mismo amor que a su preciosa princesa. Astrid jamas le habia faltado el respeto a ninguno de los dos, ni siquiera una sola vez, porque no dudaba, él respetaba, amaba y honraba a ambos hombres como sus familiares.

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora