Eventos.
Sobre una almohadilla roja vino se encontraba un colgante de accesorio para el mango de una espada Claymore, que era la espada favorita de Zakya, y en el otro había un broche elegante pero precioso para usar en traje. Ambos tenían incrustaciones que ningún experto podría descifrar que eran, ambas de oro. Les hice una seña a las doncellas y abrieron las cajas. Frente a todos se vieron con más claridad los objetos. Tome uno entre manos, el regalo de Zakya.
—Junto a la Torre mágica del palacio y varios eruditos del ámbito me arriesgué a crear ambos objetos particulares.
La curiosidad hizo que todo el público se quedara mudo de una forma casi sepulcral.
—Ante todos presento a las primeras y únicas gemas de poder santo, compuestas netamente de tal. Codificadas de una forma exacta para un fin específico.
Eran parecidas a los de Mana pero totalmente distintas a la vez, sus poderes eran antagónicos. Indique a que Zakya se acercara con su espada mientras veía los ojos atónitos y exhalaciones pasmadas por el descubrimiento.
—Para mi fiel guardia, este objeto portará de poder sagrado a tu espada y en caso de detectar un peligro mortal su misión es mantenerte con vida.
Las gemas eran brillantes como luces, blancas translúcidas increíblemente llamativas con fragmentos dorados y líneas de ese color en su interior. Tome la mano de Zakya y corte su dedo para inyectar la sangre en la gema que lo absorbió.
—¿Alteza, aprendió poder ofensivo para implementar tal descubrimiento?
Ante la pregunta de un noble sonreí.
—Ante todo estoy preparada para proteger a mi imperio.
Ese detalle era solo sabido por mi abuelo quien me entrenó. Zakya se arrodilló frente a mi con la espada en alto mientras colocaba bien el accesorio.
—Para mi es el mayor de los honores aceptar tal obsequio.
Sus manos temblaban y sonreí con cariño antes de pasar por el siguiente regalo. Lo tomé entre mis manos.
—Este broche curara tus heridas y formará un escudo frente a ti sí una amenaza de muerte se avecina, esta tiene la capacidad de restaurarse continuamente una vez sea rota con ciertos periodos de tiempo.
No lo mire a los ojos presa del miedo de ver al antiguo Asteritas y no al que yo conocía frente a mí, pero tomé su mano y pinché su dedo en la gema.
—Ambas piedras perderán su brillo conforme se gasten, mas puedo inyectar mi poder cada vez que sea necesario.
Espero que no mucho porque estuve en reposo y me desmayé por una semana por cada piedra. Di todo de mi para poder crearlas.
—Es un honor tener tal obsequio entre mis manos, Ariadne.
Sujeto firmemente el broche y se lo llevó a los labios antes de colocarlo. Sonreí porque era una acción que haría el antiguo Itzain.
—Que regalo tan exquisito de tu parte.
La voz de mi padre sonaba aseverada mientras me apartaba del centro.
—Hice un esfuerzo enorme para poder llegar a ese resultado.
Susurre. Solo yo y los magos de la torre sabíamos cuánta sangre y sudor derrame por esas y las demás Saints que pertenecen a cada miembro de mi familia y a quienes amaba. Creo que era muestra de cuánto he cambiado debido a las circunstancias. ¿En mi anterior vida hubiera demostrado de una forma tan sacrificada mi amor? Mi padre me enseñó a demostrar afecto de forma normal, pero el que ahora es mi padre me inculcó sacarme el corazón de ser necesario para hacerlo, o bueno, a que la gente debería ofrecerme aquel acto para considerarse digno.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...