[D] Capitulo 52: Desamor.

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Desamor.

Observé a Arcos de forma seria relatarme un pequeño secreto.

—Investigué al hombre cuando era un niño, pasé años viendo prospectos correctos para la princesa, para serte sincero era el que más se acercaba a ser el modelo ideal de esposo, pero algo no me gustaba.

—No creo que Su Majestad te lo haya pedido.

—Siendo honestos, nadie del palacio lo habría hecho y está bien, porque aquí estoy yo siendo de los más cuerdos y cumplir mi papel sólo. Suelen atribuirse el hecho de ser los que más aman a la princesa abiertamente pero yo vi a esa niña crecer, la sostuve en sus brazos y si tengo que hacer mis propios planes para asegurar su futuro lo haré. No soy un hombre dedicado como tú, Zakya, pero tengo mis métodos.

Soy el menos indicado para criticar a alguien en su forma de expresar cualquier sentimiento.

—Como sea, lo hice, y lo investigue. No tiene ningún desperfecto médico, su ambiente es estable aunque se presume el marquesado oculta cosas, su actitud desde un inicio era tranquila.

—¿Qué te hizo descartarlo?

Buscaba infamemente algún desperfecto cual atacar de ese hombre, no entendía porque.

—Cuando era niño pensé que era como un muñeco, solo seguía órdenes, era perfecto como futuro marqués pero sin sentimientos le faltaba cosas para ser un correcto esposo.

Decía ser más cuerdo que todos pero la verdad era que buscaba desesperadamente un hombre perfecto para nuestra princesa, uno que sabía no iba a encontrar en su totalidad, y en base a eso investigaba hasta los más mínimos defectos para descartar a cualquiera bajo un argumento válido.

No era muy diferente a los demás.

—No he visto mucho de él actualmente. Sigue en el ojo público como perfecto yerno, es guapo, soltero, adinerado y no posee registro de ningún lío amoroso, descartando los rumores con la princesa parece que está limpio.

Asentí mientras tragaba el licor.

—¿Ya es perfecto? Está interesado en su Alteza.

La garganta me escoció cuando hice tal pregunta.

—Es hombre, quién sabe qué deseos impuros y morbosos tendrá.

Tuve que fruncir el ceño.

—¿Eso no descarta a todos los seres humanos masculinos existentes en el continente y más allá?

Parecía muy serio pese a su comentario extremista. Aunque no me encontraba en desacuerdo con lo que decía. De hecho me relajó el saber que quizá no era el único que pensaba igual.

—Lo sé, de todos modos nunca quise encontrar un esposo para Su Alteza, solo quería encontrar sus debilidades para descartarlos frente a cualquiera.

—Entonces si evitarías que se empareje con cualquier hombre.

Suspiro pesadamente.

—No somos quienes para opinar sobre ello.

—Lo sé, somos simples empleados.

Me miró con acusación antes de sentarse frente a mí con pesadez.

—Tú entre todos los hombres deberías de cortarte la lengua por pensar que eres un simple empleado. La princesa ha movido cielo y tierra para traerte desde Perxia hasta aquí, y esa gema que presumes en tu espada es signo de que al igual que yo, no somos para ella simples empleados. Presumire que para el príncipe Astrid tampoco, que con la influencia de su hermana difiere un poco de la indiferencia heredada de su padre y abuelo.

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora