[D] Capítulo 66: Su sepulcro.

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Su sepulcro.

Kassiel tenía razón, debía matar a Asteritas de mi cabeza, no, debía pensar rendir luto a ese niño Itzain que tanto he cuidado y protegido. Mi corazón se sentía hundido, como si una parte de él se hubiera desgarrado en un instante de solo pensar que Itzain no volvería. Apreté mi quijada y suspiré profundamente evitando derramar lágrimas. No soy tan estúpida para llorar en vano por un hombre que no vale ni un solo sollozo.

—Que empiece la cacería.

Gruñí por lo bajo apretando mis puños con fuerza. Había un punto inflexible en el que tendría que arreglar el árbol que se torció fuera de mi vista.

Cazar.

Someter.

Y degollar.

Aplastaré al hombre que me hizo perder tantos años de mi vida en vano. Lo enredare en una trampa delicadamente hecha por mis manos de una forma dulce en conmemoración a lo que siento.

Porque siento tanto que me duele el pecho y no puedo negarlo.

Suspiré cerrando mis ojos para dormir, decidida a que hacer al día siguiente.

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Amaba tan profundamente a ese hombre.

Que cuando supe de mi embarazo solo llore. Porque ese niño no era suyo, porque este bebé tendría que lidiar con lo que quedaba de restos de los Shalie.

Mi precioso tesoro.

Día a día, en el embarazo, sentía el cuerpo drenandose. Sabía que moría poco a poco, cada vez más lento. Pero cantaba orgullosamente una nana dulce para que este bebé supiera lo mucho que bendecía a mi ultima oportunidad de tener a mi familia. Me pregunté qué pensaría papá de eso, el solo pensamiento dolió. Un niño ojos rubí o diamante, no me importaba como fuera a ser, solo quería que creciera hermosamente sin marchitarse.

Suspiré pesadamente, el cargar una barriga de 4 meses no era algo a lo que estuviera acostumbrada aun. Mis piernas se debilitaban dia tras dia aunque estuviera intentando disimularlo.

—Se nota cansada.

El caballero que de pronto se volvió más tranquilo habló. Damian Teice, una bestia sin sangre.

—No es nada, el bebé debe conocer el aire libre.

Suspiré sobando mi pequeña pancita. Nadie podría sospechar lo que sucedía. Estaba muy dispuesta a seguir con el embarazo.

Era un trato justo.

Moriría en el honor de darlo a luz. Un niño que sería amado hasta la médula, la esperanza de un imperio caído.

Neilak, el nombre ya estaba dicho. Habíamos descubierto que era un hombre, y no una niña como él deseaba, sin embargo de todos modos parecía entusiasmado.

Neilak el futuro príncipe de Karax, la descendencia de Shalie.

¿Este niño tendría mi bendición o la maldición de su padre?

No lo sabía con certeza, mucho no importaba. Crecerá fuerte y sano bajo el cuidado de Xiarax.

—A este niño… ¿le juraras lealtad…?

Musite una imprudencia al sentarme al borde del estanque en medio de las flores. Neilak no podía ser como su tonta madre, él debería tener una guía segura en el mundo.

—Naturalmente, el príncipe será mi nueva responsabilidad.

Sonreí brillantemente.

—Cuida bien de mi bebé cuando nazca, Damian.

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora