[D] Capítulo 53: Sucio.

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Sucio.

Se sentía increíblemente desastrosa esta situación. Me sentía traicionado, como algo que tiraron y dejaron a la deriva mientras todo el caos se desenvolvió en todo el palacio. Me senté en el escritorio. Debía tener cuidado de cómo manipular mis movimientos y cartas. No solía salir pero esta noche supongo sería una distinta a las demás. Mis soldados interactuarian con los de Asteritas y pretendían salir a tomar en alguna cantina. Por supuesto iba a ir disfrazado, podía con suerte durar una o dos horas utilizando magia para el cometido.

Mi cabeza era un lío. Había dicho que necesitaba un hombre en quien confiar en la junta… ¿pero podría seguir confiando en Asteritas? No parecía el mismo hermano que me dijo que era un deber el ir a Perxia y sin duda no se asemejaba al niño al que le confíe la seguridad de mi hermana.

—Vamos, Joshe.

Pocos soldados eran conscientes de quién era yo con este disfraz y los que sabían solían integrarme al grupo por el plan. La reunión sin duda había sido difícil de concretar porque las tropas de Asteritas eran increíblemente distantes e intentaban mantener la guardia alta y reservar distancias con todos los demás, pero no podían mostrarse hostiles aunque quisieran porque teóricamente estábamos bajo el mismo equipo.

—Vamos, compañeros, ¿por qué esas caras? Seremos colegas dentro de poco.

Dijo un soldado bastante extrovertido de mi lado. Estaba haciendo referencia a que se suponía que pondría a Asteritas como mi apoyo, pero era un peligro y sin duda bajo este contexto no lo haría, tenía que buscar una excusa adecuada para evadir esa responsabilidad ante mis palabras, aunque muchos estarían de acuerdo en olvidar eso porque para ser honestos muy pocos tenían en buenos ojos a Asteritas.

—Por supuesto aunque sean extranjeros sabrán lo que es la buena vida, en Paraz se disfruta muy bien a comparación de reinos más reservados.

Opino uno ante la rectitud de los otros hombres. Me senté apenas llegamos a un burdel en los barrios rojos. El olor a cerveza y otros tipos de alcohol junto al perfume de algunas mujeres era abrumador. Me sirvieron cerveza con rapidez y sin preguntar mujeres se subieron a mis piernas. Fingí actuar igual que los demás mientras escuchaba sus conversaciones.

—Señor, es usted muy atractivo.

Sus manos se paseaban por mi pecho y mi rostro mientras otra me dan de beber. Era asqueroso actuar como un bárbaro. Observe como uno ponía de rodillas a una prostituta y la obligaba a lamer el alcohol que derramó sobre su ropa. Esta era la clase de hombres que se encontraban en las calles. ¿El imbécil que se había llevado a esa jovencita no estaba casado? Hasta lo que sabía tenía una mujer embarazada de 8 meses esperando obedientemente en su casa, se suponía era un caballero ante la sociedad pero se lo podía ver hundiendo su cara en el cuello de esa chica.

—Te daré 5 monedas si ladras como un perro y gateas.

Por supuesto los hombres de Asteritas no eran diferentes. Ya sea de Perxia o Paraz, habían personas así. Estos eran los que se arrodillaban y juraban respetar, proteger y honrar a mi hermana… ja…

—Qué cabello tan precioso.

Había una chica muy particular, su cabello era extraño entre la sociedad de Paraz porque era rubio, solo nobles o extranjeros solían portar tal color. ¿Era una bastarda o una mestiza?

—Dame a esa chica.

Informe a uno de los pocos guardias para que interrumpieran y convencieran al otro de soltarla. Ella se vio obligada a venir hacia mi. Se veía más ingenua e inocente que las otras, probablemente una principiante.

—Puedes quedarte quieta y servirme, no haré nada.

Se subió a mi falda desplazando a las otras mientras mantenía la vista fija. Sin duda se que no se parecía en lo absoluto a Aria, pero me hizo pensar que sería si fuese ella. Tan pequeña y frágil expuesta a estos salvajes…

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora