[D] Capitulo 37: Súplica.

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Súplica.

Me levanté y las sábanas tenían rastros de Kassiel, su aroma se impregnaba en mí de forma casi territorial. Fui rápida en bañarme y vestirme mientras decidía mí próximo movimiento. El escándalo del siglo ya debería estar en primera plana en los mayores periódicos de la capital.

—¡Señorita, está en primera plana!

Una doncella dejo un periódico en mis manos mientras las otras me peinaban en una trenza preciosa adornada. Sí, era yo en el carruaje al lado de Verdem y enfrentada a Xiarax. 

—Tambien saben que ha traído al príncipe a su residencia. El emperador no ha dado testimonio.

Debía esperar ansiosa a su próximo movimiento pero sabía no podían hacer mucho más allá que aguardar en silencio a mí equivocación.

—Luego lo leeré con más detenimiento, gracias. El príncipe me está esperando.

Me levanté viéndome al espejo. Me veía delicada, hermosa, arreglada pero sencilla. Era la imagen que debía expresar en la ocasión. Baje al salón. Nikolai se veía bien en todas las formas y no podía no decir que en esa ocasión quería plasmarlo en un cuadro. Era un hombre que vestía bien y con pulcredad, su traje era en tonos cenizos, negros y que ahora poseia otra gama de violeta lo hizo ver espectacular.

—Su Alteza, espero no haberlo hecho esperar.

Sonreí suavemente cuando me recibió con su penetrante mirada.

—No, apenas llegue.

Ignoré por completo a la figura de Damián. Había cambiado mucho en los años, era un hombre alto con buen físico de un cabello rojo como la sangre y ojos de un celeste puro. Era guapo, las doncellas no sabían a quien mirar, si a Nikolai o a Damián.

—Iremos al Druove, es el salón más grande de la capital donde solo los nobles tienen acceso para costear. No suele estar lleno de gente debido a su exclusividad pero hay una parte de su terraza que da vista perfecta a todo el centro de la parte más exclusiva llena de nobles jóvenes.

Le dije mientras me escoltaba al carruaje. Parecía poco interesado en ver cómo lo expondría como un tesoro de compañía.

—¿Hacen un buen cafe negro?

Asentí sonriendo ligeramente.

—Luego de desayunar allí me acompañarás a mis negocios. 

Planeaba hacer que invierta en una fundación de construcción de casas a los más damnificados por los desastres con los monstruos que acechaban la orilla de Paraz, allí presentaría mí inversión propia por primera vez a mí nombre y también llamaría a los hombres con los que estuve haciendo tratos estos años como mí apoyo. Era solo un golpe pero con este movimiento revelaría todo mí historial y el poder económico que arme a traves de los años.

—Toma, pontelo.

De su bolsillo sacó un collar esquisito por dónde se lo viera, de diamantes violetas, pero lo asombroso del collar no era eso, si no la plata que lo envolvía con detalles muy pequeños.

—¿No es… la joya de Irías Damil?

Era un diseño que se conocía por ser único, ya que solo le perteneció a una princesa y fue el regalo de su décimo octavo cumpleaños antes de que cayese su Imperio a manos de Nikolai. El diamante y su color era algo tan extravagante que era el favorito de la princesa Irías.

—Lo es.

Lo tomé con delicadeza. ¿Cómo se le ocurría tener tal pieza en su bolsillo?

—Es uno de los muchos regalos que te he dado. 

Depredador. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora