Aclamada seas.
Se tomó por concluida la junta y no pude evitar ver la furia de mi padre que a este paso envejecerá de tanta cólera.
—¿No se te ocurrió confiar más en tu padre?
Preguntó en cuanto los sabios abandonaron el lugar.
—Precisamente porque confío en ti se lo dejo a los sabios, ya que querrás mantener tus ojos sobre mí, preferiría que otra persona imparcial pueda ver lo mas optimo.
—Eso me suena a duda.
Suspiré ante mi padre.
—A este punto no puedo decir más nada. ¿No crees que es mejor para mí mantenerme lo más lejos posible de Paraz? Karax es uno de los pocos imperios en los que la facción no tiene ninguna relevancia, así que podría ser quizá el lugar más seguro y cercano en millas.
Los ojos cristalinos de mi padre dudaron de responder ante mi argumento.
—Estoy de acuerdo, iré con mi nieta a Karax, lo más lejos de la capital.
Por fin mi abuelo estaba a favor de mi posición por tan solo una vez. Mi padre asintió.
—No quedaba otra alternativa de todos modos.
Murmuró peinando su cabello y recostándose en el trono.
—Tendremos que poner todas nuestras fuerzas en este asunto, no es un asunto cualquiera.
—Asteritas, mencionando a las fuerzas, requiero un debido control de todos los hombres que tienes bajo tu poder, aún no los has registrado a todos y no sabemos su procedencia.
Ante la mención de aquello por parte de mi padre Asteritas tuvo que asentir.
—Lo enviaré lo más pronto posible a la administración junto a mi asistente.
—¿Asistente?
En cuanto Astrid preguntó extrañado uno de los desconocidos hombres que siempre solían rodear a Asteritas hizo un paso en frente. De nuevo, no tenia la mas mínima idea de quién era. Suspiré negando. Mientras más hablaba peor quedaba frente a todos. El tener un asistente, el tener un escuadrón … son cosas que tendría el príncipe heredero.
—Vera, debido a la misión, este asunto y el nuevo cargo que me concedió, me vi en la necesidad de requerir un asistente.
Había algo que no me permite callar, algo que por muy controlada y analitica que fuese me quitaba la cordura. Papá y el abuelo se sentían culpables, Astrid ansioso… ¿yo? ¿Alguna vez he dudado de este sentimiento?
Me sentí abandonada.
Traicionada.
Avance hacia el frente sin una emoción en mi rostro.
—Alteza Asteritas, espero pueda completar todo antes de nuestra vuelta a Paraz, de ese modo podrá deshacerse de la carga y no tendrá necesidad de requerir a nadie más.
Sonreí, pero estoy segura que no concordaba para nada con mi voz sin emociones y mis ojos serios. Fue muy claro mi disgusto ante el hombre.
—¿Cuánto tardará en volver, Alteza? ¿Puedo saber qué harán?
Por supuesto era inteligente y decidió utilizar la confrontación para preguntar una duda que venía rondando en su cabeza.
—No sé cuando vendre, decidimos ir por un favor de mi parte hacia el príncipe que me ha mostrado su gran ayuda. Ya lo averiguara pero en su ausencia muchas cosas cambiaron en Paraz.
Me fui de allí sin despedirme y con la cabeza fría. Me siguieron mi hermano y Zakya apresuradamente debido a mi paso. Me voltee de pronto cara a Astrid que se detuvo en seco.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...