Ángel.
Lo conozco mas de lo que quisiera admitir, mi cuerpo reconocia el suyo, mi mirada seguía los rubies en sus pupilas y yo… me sentia condenada a estar a su merced, como si mi único propósito fuese ser su presa y mi existencia estuviese acostumbrada a ese hecho tomándolo natural en toda la extensión de la palabra. Que vergüenza era estar bajo sus ojos, que delirio era encontrarnos a solas, como si me estuviera tropezando con un error inevitable una y otra vez.
—Su Alteza, agradezco su colaboración, actualmente no necesitamos hacer mas hasta mi anuncio en dos dias.
Le informe manteniendo la distancia como si fuéramos meros conocidos. Me repeti en la cabeza que en ninguno momento habíamos unido nuestros cuerpos. Él seguia siendo el mismo diabolico príncipe que me condenaria y tan solo necesitaba utilizar mi cuerpo para hacerlo obedecer, un hombre nada complicado.
—¿Vas a seguir actuando o te tengo que obligar a reconocerme nuevamente?
Cualquiera temblaria ante su seriedad pero mantuve mi expresión tranqjila.
—No lo puedo entender, Alteza… ¿que es lo qué quiere de mi? Después de todo eso apenas puedo mirarlo a los ojos… yo…
Mi voz tembló y mi expresion fue… perfecta, me besaria de tener un espejo porque hasta yo me consolaria viendome asi.
—¿Te metiste a mi cama y pretendes llorar?
Pero claro, eso aplicaba solo para personas con corazón.
—¿C-cómo puede decir eso?
Y no importa que tan seria sea su expresion, que tan afilados sean sus ojos, el rubi siempre se suavizabs si lo miraba de este modo lloroso como si fuese a romperme.
—¿Solo soy una mujer cualquiera?
Porque sabia cual seria mas o menos su reaccion podia empezar un nuevo movimiento. Ante de que respondiera mordí mis labios para agarrar valor y que pareciera difícil para mi.
—Bien, si Su Alteza lo piensa asi… yo haré como si no hubiese pasado nada, no quisiera incomodarlo. Hasta entonces, cada uno cumplirá su parte.
Que pesado era agravar mi voz como si fuese a partirse por las emociones. Su expresión se tornó rígida.
—¿De qué mierda estás hablando ahora?
Sujeto mi muñeca con fuerza. Si que era irracional, mi complexión era mucho más frágil que la suya pero no mostraba un poco de cuidado. Me pegó a su cuerpo obligándome a mirarlo.
—Desde el primer momento en que estuviste a mis ojos estarias encargada de entretenerme, incluso si lloras en el proceso.
—No puedo meterme con un hombre que no me tome en serio como usted.
Lo mire a los ojos como una mujer resentida de ver sus expectativas rotas Pero ni siquiera esperaba una simple flor salvaje de este hombre.
—Si esperas una declaracion de amor estas soñando muy alto.
Que bastardo más loco. Puedo tenerlo cuando quiera, como quiera y donde quiera pero tuve que morder mis labios nuevamente para no despotricar contra él.
—Como dije Alteza, no planeo poner ninguna carga sobre usted, solo soy una humilde santa que ira a su imperio desde ahora.
Me solte de su agarre para sujetar mi vestido y reverenciarlo como un súbdito más.
—Estaré muy ocupada asi que solo podre verlo en el evento… bueno, si es que asiste. Hasta luego, Alteza.
Hui de ahi rapidamente. Por supuesto lo hacia para mantenerlo bien controlado sin que pensara que podia disponer de mi como cualquier meretriz, y también lo motivaba a ir al evento sin tener que pedirselo y endeudarne con él por requerirlo tanto llevandolo con gente que detestaba. Me tope con Damian Teice nuevamente apenas doble la esquina del pasillo. Su mirada era fria e indiferente, parecia que recupero sus sentidos otra vez.
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Depredador. [+18]
RomansaNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...