Cadáver viviente.
Las razones por las que lo amé no eran sencillas de explicar con palabras. No fue amor a primera vista aunque mi corazón salto en el instante que lo vi por primera vez, fue algo mucho más profundo y complejo que de haberlo sentido al instante me hubiera desbordado completamente.
El mundo era frío y abrasivo pero a su lado todo era tan tranquilo que se me olvidaba donde estaba. Cada vez conforme pasaba el tiempo este sentimiento crecia profundamente hasta asfixiarme sin siquiera ser consciente de el.
—Me han estado preguntando por un novio las amigas de mi madre…
Murmuré mientras caminabamos bajo la sombra de la ciudad después de un largo día en la empresa.
—Ya tienes edad, Aria.
Una respuesta corta y conciza como siempre acostumbraba cuando se relajaba.
—Lo sé, muchas de sus hijas ya tienen bebés. Sin embargo los únicos hombres con los que me relaciono son como gigolos. Me dan su apariencia bonita a los ojos y ellos reciben los beneficios, solo eso, no quiero vivir con un hombre asi toda mi vida. No creo casarme.
—Tienes una debilidad estúpida por las caras bonitas.
Sus ojos pardos me miraban en silencio.
—Sí, es porque soy difícil de amar, prefiero quedarme con lo superficial.
Él odiaba que me refiriera a mí misma de esa forma y respiró profundamente por mi comentario.
—Quédate soltera, sin ningún hombre con el que tenga que lidiar a futuro, de esa forma me harias mas feliz.
Todos los hombres con los que he estado habian sentido celos y odio hacia Delice, y fue algo tan natural que ni siquiera me parecía extraño, lo veían como una amenaza, pero siendo honesta ni siquiera llegaban a tener talla de competencia. Solo verlo me hacia darme cuenta de lo incomparable que era frente a todo el resto de hombres.
—Ah… termina con Nathan Dartin, el otro dia me interrumpio en una conferencia, fue molesto.
Y a Delice nunca le importó demostrar su poder sobre mis relaciones. Me reí suavemente.
—Mañana iba a verlo, supongo que lo haré.
—Creo haberte dicho que no deberías acostarte con un hombre más de una vez, suelen aferrarse como lacras chupa sangre.
Me encogí de hombros.
—Los hombres no son importantes, Aria, solo te harán perder el tiempo, mejor concentrémonos en la empresa.
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Abri los ojos espantada de haberme quedado dormida. Me levanté al instante. ¿Qué demonios les habia sucedido a las doncellas para no venir a despertarme? Me sali de la cama y arregle con rapidez fijándome en la hora del reloj. Ni siquiera tenía tiempo de molestarme pues ya iba a ser hora de la junta en la cámara del emperador. Me adelante e intente abrir la puerta topandome con que estaba trabada, intente abrirla nuevamente pero no paso nada… estaba encerrada.
—¡Abran la puerta!
Golpee la superficie de la fina madera.
—Se-señorita.
Escuche la voz de mi jefa de doncellas al otro lado y como nerviosamente tomaba la llave para abrir.
—Su-su Alteza Astr-
Ni siquiera deje que termine para seguir mi rumbo.
—Ya me escuchara, no, todos los empleados de este lugar me oirán claramente frente al principe, ahora me iré y espero que pienses una buena excusa sobre esto cuando vuelva.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...