Fragilidad.
Mis manos tiemblan, como hojas que mecen con el viento. Curar a Zakya con mi poder cobró energía, seguir usando mi cuerpo me dejaba vacía. Siento el peso de no haber aprendido lo que necesitaba con urgencia. Aunque de todos modos ya sabía que la maldita iglesia nunca me hubiera suministrado la información para poder ser un arma en vida, una que pudiera ir contra ellos.
—Quisiera que vigilaras a Asteritas de forma desvergonzada.
Mi voz era seria, no había emociones positivas en mi cuerpo.
—No puedo permitirme un cabo suelto con la facción siguiéndonos el paso.
Afirme siendo más consciente de los hechos. Estaba en una posición delicada donde la compasión y las emociones pasaban a segundo plano.
—Es prudente.
Por suerte Zakya parecía más que de acuerdo en este movimiento. Moví mis dedos entumecidos por la tensión y el cansancio.
—¿Ira a ver a Verdem?
Preguntó en cuanto me levanté. Parpadee ligeramente. ¿Desde cuando soy vista como alguien que iría en contra de sus propias palabras?
—No, no lo haré.
Dije suavemente antes de seguir con mi camino. Damian Teice era un objetivo en este instante. Asteritas y Nikolai deberían ser algo por lo que no molestarme en este momento. ¿Estaría con su amo en este segundo? Probablemente habría sido castigado.
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Un golpe o dos no era nada realmente interesante que mencionar entre los múltiples castigos que podría haberme dado Su Majestad, lo sé claramente, sin embargo me sentía avergonzado de recibirlo. Quizá es que me he vuelto el verdadero perro como decía la gente, aquel que no quería ser castigado.
—Sin importar si eres el preferido entre los demás, recuerda tu lugar y sitio. ¿O acaso te encuentras ya muy fascinado por esa princesa?
Incluso si sujeta mi cuello de esta forma, se que no se extenderá más allá de una amenaza. Puedo reconocer su enojo, sus límites, ya que lo he analizado para satisfacer sus expectativas.
—No me atrevería a siquiera pensar en lo que le pertenece.
Sé que ella no es suya, pero poco hay que decir, solo me queda hablar sobre lo que él desea y necesita escuchar en este instante. Mis palabras solo sirven para su disfrute.
—Si lo sabes claramente, deja de interrumpirme y actuar a su favor.
Lo ha notado, quizá lo ha presentido ya hace más tiempo de lo que quisiéramos, pero era natural de una persona tan inteligente como él y a una tan imprudente cuando se trataba de ella como yo. Agache mi vista.
—Solo velo por su bienestar.
Rezo de forma honesta para que ninguna consecuencia caiga sobre su cabeza, y lo que no entiende es que eso sucederá si sigue provocando a una mujer tan peligrosa como ella.
—Vela en silencio y obedientemente.
La sonrisa oscura de Su Majestad me hizo pensar que estaba ideando una forma de someterme a un vil trapo. Suspire por su mal carácter que era difícil de controlar.
—Sal de mi vista.
Me empujo sin más, me reincorporé en silencio saliendo del lugar. La sangre metálica de mi labio partido no sabía muy bien.
—Su Alteza.
Mencione al ver una pequeña figura deambular nerviosamente alrededor de la base de Su Majestad Nikolai. Sus ojos me vieron con un aura de haber encontrado lo que buscaba.
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Depredador. [+18]
RomanceNikolai Dail Xiarax era un Emperador sádico egoista y contundente con cada mujer que hubiera estado en su cama. Lo sabia porque lo cree con mis propias manos. Ariadne Itzbella Shalie era una princesa santa que fue amada por ser la mujer más hermosa...