II.

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Halley salió de la tienda, había comprado dos libretas pequeñas. La encantaría tal y como la que tenía ella con Jake y las chicas, pero añadiría unos cambios. Sin embargo, la primera vez el hechizo lo encontró Jake y fue el quien las encantó. Necesitaría su ayuda.

Rápidamente dobló un par de esquinas y al llegar a su callejón se desapareció y apareció justo al lado de su casa, los muggles ya empezaban a circular por las calles asique había que tener cuidado. Al pasar por la puerta de lo que ya era su hogar, un olor que no era el de su casa pero le era muy familiar le inundó las fosas nasales, una túnica de bruja descansaba en el respaldo del sofá y al mirar hacia la cocina se encontró con una rubia sentada de espaldas a ella desayunando.

-¿Hola?- dijo Halley confundida, no pensaba que Oliver la hubiera engañado, pero no entendía la situación.

-Hola Hal- dijo una Penny sobresaltada.

-¿Penny? ¿Qué haces aquí? ¿Qué ha pasado? Tienes una pinta horrible- comentó Halley asustada mientras se dirigía a la cocina. Penny estaba despeinada, los ojos hinchados y rojos y más pálida de lo normal con unas ojeras que casi le llegaban hasta la barbilla.

-Discutí anoche con Percy y me fui de casa, no sabía dónde ir.... Y Oliver me dejó quedarme aquí... espero que no te importe...- contó ella atropelladamente.

-¿Cómo me va a importar? ¿Estás tonta o qué?- preguntó Halley mientras se hacía una infusión y se sentaba enfrente de ella-

Penny le contó rápidamente lo que había ocurrido y como Oliver le había escuchado y cuidado a la noche, cuando se despertó el chico ya se había ido pero le había dejado el desayuno hecho en la cocina.

Estuvieron un rato hablando en la cocina, pero Penny tenía que irse al ministerio y Halley se estaba quedando dormida.

-Bueno Hal, tengo que marchar a trabajar. Dale las gracias a Oliver por todo, es un amor de muchacho, ojala fueran todos así...- suspiró- volveré esta noche a casa a ver si el cabezón mayor del reino entra en razón.

-Bueno, si no lo hace ya sabes dónde estamos ¿vale?- le dijo Halley mientras le daba un gran abrazo en la puerta de casa.

La rubia asintió y lentamente bajó las escaleras para ir al ministerio de magia, Halley suspiró y cerró la puerta cuando su amiga se perdió de vista. Percy no atendía a razones y todos sabían que eso no iba a acabar nada bien. Era cuestión de tiempo.

Bostezando y medio dormida ya, entró a la habitación y encontró una nota de Oliver donde le contaba a grandes rasgos lo que había pasado aquella noche. Suspirando, se metió en la cama y mientras pensaba lo que el miedo podía hacer en las personas se quedó dormida.

La claridad le despertó pasadas unas cuantas horas, remoloneando se estiró en la cama y poco a poco fue abriendo los ojos. Hacia un día despejado y los rayos del sol se colaban por las cortinas, algo bastante raro siendo Inglaterra donde vivía, suspiró y con toda la pereza del mundo se dirigió a la ducha pero antes de entrar le escribió a Jake una nota en su libreta para que acudiera a su casa en media hora.

Después de pasar un buen rato en la ducha, salió al salón y se encontró con Oliver contemplaba las libretas con el ceño fruncido, no eran los cuadernos lo que le extrañaba, sino que sabía que Halley tramaba algo.

-¿Qué es esto Haly?- dijo el muchacho después de saludarla y darle un beso.- ¿No es con una parecida con la que te comunicas con las chicas?

-Sí, ¿Qué pasa?- intentó ella ganar tiempo, sabía que le había pillado tramando algo.

-¿Y para que quieres tu esto? ¿Para qué quieres otras dos?

-Esto... no te enfades...- comenzó ella, pero fue interrumpida por el timbre de la puerta principal.

Mi verdadera obsesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora