Penny estaba sentada en su escritorio haciendo como que trabajaba pero en realidad su mente estaba en otro lado. La noche anterior casi pierde a su mejor amiga, aquella a la que consideraba más una hermana. Casi había perdido a Oliver, un gran amigo que daba todo de sí mismo sin pedir nada a cambio. La pareja que menos se merecía sufrir pero a la que parecía que el destino no les dejaría ser felices nunca.
Penny vio como la vida te puede cambiar de un momento a otro, un día lo tienes todo y al siguiente estas luchando por mantenerte con vida. Aquella reflexión le hizo decantarse por Matt en vez de por Nate.
Hacía tiempo que lo estaba pensando. Eran dos hombres maravillosos, cada uno a su manera, sin embargo sólo sería completamente feliz con uno de ellos.
Nate desbordaba energía por todos sus poros. El sexo con él era intenso, duro y cansado. Pero el jugador de quidditch también podía ser muy tierno y adorable cuando tenía que serlo (esa faceta siempre la sacaba en privado). Sin embargo, a Nate le encantaba gustar a las chicas. Estaba a gusto con su fama y Penny le había visto tontear con muchas chicas. No se lo reprochaba, no tenían exclusividad y ella misma también estaba a dos bandas con Matt. Pero Penny no tenia del todo claro si Nate dejaría de tontear con sus fans si ellos comenzaban una relación seria. Y aunque solo tonteara y no hiciera nada más, Penny no sabía si se sentiría del todo cómoda con eso, ni si confiaría en Nate.
Matt sin embargo, no dudaba en demostrar su lado amable y cariñoso. Era serio cuando había que serlo pero tenía momentos muy divertidos. No podía compararlo con Nate en la cama porque no se había acostado con el médico. Tenía el presentimiento de que sería delicado con ella.
Después de haber estado con Percy, una persona que seguramente había aprendido a hacer el amor leyendo la teoría de algún libro, lo que el cuerpo le pedía a Penny había sido tener sexo salvaje. Y en ese aspecto todo indicaba que tenía que escoger a Nate. Y así lo había hecho.Sin embargo, ahora necesitaba otra cosa. Necesitaba a su lado a una persona que la quisiera igual estuvieran acompañados o solos. Que no cambie su forma de actuar cuando estén en público. Una persona en la que pueda confiar. Lo había meditado mucho y por muy bueno que fuera el sexo con Nate, no creía que el jugador de quidditch le diera lo que ella necesitaba.
-Penélope- una voz a sus espaldas la sobresaltó tanto que dio un bote en la silla.
- Que susto me has dado, Percy. ¿Qué quieres?- Penny estaba sorprendida, no se habían dirigido la palabra desde que el pelirrojo se marchó de casa para apoyar al ministerio.
-Tengo que hablar contigo-
La rubia le observó con curiosidad, el chico estaba nervioso, no la miraba a los ojos. Como si tuviera vergüenza de algo.
-Dime-
-Aquí no, ven conmigo- la guió hasta un pequeño almacén cerca de ahí y comenzó a hacer hechizos de insonorización-
-¿Qué ocurre, Percy? -tanto misterio la estaba empezando a asustar.
-He escuchado una conversación de Yaxley con Pius.
-¿Qué haces cerca de esos dos? Son mortífagos Percy.
-Ya lo sé, pero trabajan en el ministerio y he escuchado de lo que hablaban. Estaba detrás de una estantería ordenando archivos y les he oído- comenzó a explicar- hablaban sobre quien-tu-sabes.
-¿Sobre Vol...?-pero Percy le puso la mano en la boca callándola.
-¡Shhh no pronuncies el nombre! Les he oído decir que van a hacerlo tabú. Los mortífagos se aparecerán allá donde se ha mencionado ese nombre y acabarán con todos los que allí se encuentren. ¿Sabes quiénes son los que pronuncian el nombre no?
-Harry...- murmuró Penny tapándose la cara con las manos- y Halley, Oliver, Jake... y Matt.
Percy frunció el ceño al escuchar ese último nombre que no conocía, iba a preguntar cuando...¡BOOM!
Una gran explosión sonó no muy lejos de ahí, y luego otra y otra. Una de ellas hizo que se cayeran las estanterías del almacén donde estaban. Percy uso su cuerpo para proteger a Penny, sin embargo el tobillo de la chica quedó atrapado bajo unos escombros.
No hablaron, simplemente se preguntaron con la mirada si estaban bien. Se oían gritos fuera y las explosiones continuaban.
-El ministro ha caído- se oyó- ¡el ministerio es nuestro!
Los chicos aterrados no sabían que hacer, se quedaron ahí un rato hasta que el silencio reino de nuevo.
-Tenemos que irnos Penny-
-No puedo caminar Percy, tengo la pierna atrapada.
El pelirrojo no dijo nada, consiguió liberar el tobillo de Penny que tenía bastante mala pinta. Tomó a la chica en brazos y se apresuró a salir del ministerio. Había habido una batalla, pequeña pero había escombros por todos los lados. Los mortífagos les habían pillado por sorpresa. No había nadie por los pasillos y en poco tiempo llegaron a las chimeneas para desaparecerse de ahí.
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Mi verdadera obsesión.
Romance-¡Estas obsesionado Oliver! ¡Todo en tu vida es quidditch, quidditch y más quidditch! -Eso no es verdad Halley. -¡Claro que sí! ¡Pero estoy harta! ¡DIMITO! ¡Jugaré en el proximo partido, pero ya puedes ir buscando otra cazadora!- y hecha una furia...